—¿Los hogares y establecimientos de Eivissa y Formentera van a tener agua este verano?
—Rotundamente sí, de eso nos preocupamos. Colaboramos estrechamente con cada administración para asegurar que en los momentos punta del verano, en los que hay una asistencia masiva de visitantes, tengamos las infraestructuras preparadas para dar servicio.
—La semana pasada presentaron la campaña de ahorro del agua. ¿No hay ninguna emergencia?
—De lo que somos muy conscientes es de que estamos en un periodo de sequía. El agua que se aporta a un sistema de abastecimiento son aguas subterráneas o superficiales, y aquí no tenemos ríos que puedan aportar agua. Aquí los acuíferos se alimentan de agua de lluvia y llevamos dos años en los que las precipitaciones están por debajo de la media. Cada diez años se produce un ciclo de sequía que puede ser más o menos largo. Lo que ha pasado en Eivissa y Formentera es que ha habido un desarrollo turístico sostenido y continuado durante los últimos años y las infraestructuras de abastecimiento de agua son las que tenemos. La sequía, que está siendo persistente, hace que nuestros acuíferos escaseen. No es una situación crítica pero sí preocupante, de ahí nace que tanto nosotros como los ayuntamientos hiciéramos esta presentación de la campaña de ahorro de agua y trasladarle al residente y al turista que hagan un consumo responsable del agua y pasar el verano sin ningún tipo de restricciones.
—¿Cómo están nuestros acuíferos?
—Pues hay una parte hay acuíferos salinizados en la Serra Grossa, en la zona sur, donde se ha asentado todo el desarrollo urbanístico de las últimas décadas. Lógicamente, en la zona norte, donde hay menos asentamientos, hay un mayor equilibrio. Santa Eulària se abastece cien por cien de agua subterránea y mantiene un equilibrio de recursos, tanto en la cantidad como en la calidad. En Sant Antoni y Eivissa hay unas deficiencias que se están abasteciendo de las desaladoras, y en Sant Josep su potencial suministrador histórico es el acuífero de la Serra Grossa, que está salinizado porque se le extrae más de lo que se le aporta y está en contacto con el mar. Todos los acuíferos son ríos subterráneos que desembocan en el mar.
—¿Y ésta es el agua que llega a Sant Josep?
—A cierta parte de Sant Josep. Parte de esta agua salinizada la desalamos en dos instalaciones móviles que son las plantas de ses Eres que se instalaron con una previsión de que iba a ser por un tiempo determinado mientras se terminaban las obras de interconexión, pero se ha alargado. Ahí desalamos agua de pozo hasta el nivel que permite la instalación. El agua sigue siendo desalada aunque la mejoremos notablemente, ya que tiene un porcentaje de salinidad por encima de lo que marca el reglamento técnico-sanitario.
—¿Los habitantes de Sant Josep siguen pagando lo mismo pese a tener agua de peor calidad?
—Lo que se cobra es por el servicio de trasladar el agua de un sitio a otro, ya que el agua, como elemento, no está en el precio del recibo. Lo que contempla la tarifa que paga el usuario son todos los costes del transporte del agua desde el origen hasta su vivienda. Está claro que por ley hay que dar agua potable tanto en cantidad como el calidad, pero las circunstancias son las que son.
—¿Qué solución existe a corto plazo para que llegue agua buena?
—Quiero dejar claro que no nos compete a Aqualia; nosotros somos gestores de las infraestructuras que son de titularidad pública. Somos muy respetuosos con la responsabilidad que tienen las administraciones de gestionar las inversiones y, a veces, el problema es que son competencias supramunicipales y tienen que venir de los gobiernos autonómicos, del Estado o de la Unión Europea. Pero el ciudadano ve que el servicio se oa da su ayuntamiento y, sin embargo, la competencia no es municipal y su arreglo no está en sus manos. Aquí lo vemos de manera palpable con la interconexión de las desaladoras y la puesta en marcha de la de Santa Eulària, que sería la solución a los problemas.
—La solución sería poner en marcha esta interconexión, pero también la desaladora de Santa Eulària.
—Correcto, tienen que ser las dos a la vez porque aun cuando las obras de la interconexión estuvieran terminadas, las plantas de Sant Antoni y de Vila tienen comprometidas el 100% de su producción. Eivissa se abastece al 95% de la desaladora, Sant Antoni también y Sant Josep, en las zonas de Cala de Bou, Port des Torrent y la zona de las calas se abastecen con agua desalada. El abastecimiento del resto de zonas del municipio de Sant Josep, como sa Carroca, Sant Jordi y Platja d'en Bossa sí que esta pendiente de las obras de interconexión a través de una serie de ramales que quedan por terminar además de unos depósitos que no están terminados. Aun cuando estas obras estuvieran acabadas, si la desaladora de Santa Eulària no se pone en funcionamiento no se solucionará el problema.
—Precisamente, la desaladora de Santa Eulària la construyó Aqualia, que tiene la concesión durante 15 años a partir de que se ponga en marcha. ¿Por qué no se pone en funcionamiento?
—Es un tema del Ministerio. Las obras de esta planta terminan en diciembre de 2012 bajo un convenio que firman el Govern y el Ministerio de Medio Ambiente de acuerdo a que la empresa concesionaria realizaba las obras con sus propios fondos y recuperaría la inversión con la explotación de la misma y venta de agua. Cuando se terminan las obras, con la garantía de que se habían hecho de acuerdo con el proyecto previsto que después se amplió. Sobre el 2003 y 2004, entre la adjudicación y el inicio de las obras, cuando se vivió el mayor boom urbanístico de este país, se vio que era conveniente hacerla de 15.000 m3 al día en vez de 10.000 m3. Esto nos obligó a hacer un segundo estudio de impacto ambiental, una modificación importante sobre el proyecto original y otras obras que reportaron costes superiores a la de la planta que en un principio se proyectó. El proyecto final es más alto del original porque, evidentemente, es otra planta. El continuar con la puesta en marcha de la desaladora se quedó en el ámbito del Ministerio y del Govern. También sufrimos las mismas circunstancias de la interconexión: problemas presupuestarios. La isla de Ibiza necesita que esta planta esté en funcionamiento.
—¿Si fuera necesario, por alguna emergencia, se podría poner en marcha?
—Sí, hay un acuerdo entre el Ministerio y el Ayuntamiento de Santa Eulària para que en situación de extrema necesidad pueda ponerse en marcha de manera provisional, pero sólo para la zona de Santa Eulària porque el sistema de interconexión todavía no lo permite.
—¿Las desaladoras de Sant Antoni y Vila están al 100% de su producción?
—Sí, desde finales de mayo y principios de junio empezamos a producir al cien por cien. Además, tenemos una red de depósitos, que también forman parte del sistema de interconexión, que los llenamos completamente para que las reservas al inicio de temporada estén al máximo. Cuando llegan las puntas máximas de consumo en verano, la demanda de agua es superior a la producción de agua. En Vila, por ejemplo, estamos aportando entre 13.000 y 14.000 m3 al día, pero la demanda puede ser de 16.000 o 17.000 m3.
—El año pasado se superaron los 7 millones de metros cúbicos desalados. ¿Se superará esta cifra?
—Creo que estaremos por el estilo o algo más. La facturación del agua suministrada en los primeros seis meses del año ha aumentado un 5%. ¿Qué quiere decir? Pues que si la temporada de verano es igual o un poco mejor a la del año pasado, podríamos superar esa cifra.
EL DETALLE
“Con las tres desaladoras se podría dar servicio a 275.000 habitantes”
- Cuando estén en marcha las tres desaladoras, ¿a cuánta gente podrán abastecer?
- Al 100% tienen una capacidad de producción de 45.000 m ³ al día, por lo que aproximadamente podría dar servicio a unos 275.000 habitantes. El día que la red de interconexión esté acabada y las tres plantas operativas, la seguridad será total.
- ¿Tienen una cifra del nivel de pérdidas de agua de la red de abastecimiento?
- El nivel medio del conjunto de la isla es un valor óptimo, en torno al 70% de rendimiento, pero hay municipios que por sus características tienen un mejor rendimiento que otros. Sant Josep es el que más bajo lo tiene, motivado por los 270 kilómetros de su red y su población diseminada. Hay que seguir haciendo políticas de renovación de redes y las inversiones las tienen que hacer las administraciones, porque la titularidad de las infraestructuras es pública.
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