El presidente de la Cambra de Comerç d'Eivissa i Formentera, Vicent Torres, apuesta por seguir manteniendo la senda de la calidad turística para así diferenciarse de destinos competidores tan cercanos como Mallorca. En el plano laboral asegura que se debería premiar más la productividad del trabajador y fomentar las facilidades para reestructurar las empresas más que para cerrarlas. Torres reconoce el buen momento económico que vive Eivissa, pero advierte de que el problema está en la deuda «estructural» que arrastran las familias.
—¿Cómo está siendo la temporada turística para los empresarios?
—Este año estamos teniendo muy buena temporada. Hay aumentos en el número de visitantes y las perspectivas de crecimiento económico son buenas también. Está siendo una de las mejores temporadas que hemos tenido en los últimos tiempos. Lo ideal es mantener las cifras actuales; esto sería un éxito para todos. La meta que tenemos que conseguir es alargar la temporada porque al final en julio y agosto es difícil crecer porque la planta hotelera es la que es y al final este crecimiento en los meses fuertes de temporada va a las plazas que no son legales.
—Ahora que lo menciona, ¿qué se podría hacer para frenar esta oferta ilegal de alojamiento?
—Lo primero que debemos decidir en Eivissa es si queremos más crecimiento de plazas o no. Como dijimos en su momento, mezclar plazas turísticas con residenciales es un absoluto error porque en todos los sitios de la isla donde se mezclan estos dos usos hay problemas de convivencia con los vecinos. Es un tema difícil de atajar porque en Eivissa está muy diseminado; sé qué no es fácil. Lo que pasa es que viene mucha gente, sobre todo en los meses más fuertes de temporada, que se tienen que alojar en algún sitio y lo que tenemos que plantearnos es si queremos seguir creciendo de esta manera. Es evidente que lo que no crecen son las plazas hoteleras, que hay momentos del verano en que la ocupación de estas plazas roza el cien por cien y siguen llegando turistas. Lo que quizá se podría plantear mejor es convertir algunas zonas residenciales en turísticas, pero nunca mezclar en una misma zona usos residenciales y turísticos.
—¿Y cómo cree que está yendo la temporada desde el punto de vista laboral?
—La situación económica de Eivissa y Formentera es mucho mejor que la de Balears y que la del resto del país y esto tiene un efecto llamada para gente que incluso antes no se planteaba venir a la isla y ahora están aquí buscando trabajo. El problema no es que Eivissa tenga trabajo, es que en otras zonas del país no hay. La gente se mueve donde sabe que hay empleo, pero esto no quiere decir que todo el que viene a la isla tenga trabajo porque, de hecho, no es así.
—¿Seguiremos siendo el motor económico de Balears?
—Tengo la esperanza y la confianza de que seguirá siendo así porque llevamos tiempo trabajando por mejorar la calidad y actualmente sigue siendo así porque Eivissa no puede ser un mercado que compita con el precio. Estamos mejorando la calidad y esto nos diferencia de otros destinos. Además, la marca ‘Ibiza' tiene mucha fama mundial y esto es muy positivo. Lo que ofrecemos es un producto de más calidad y tenemos que intentar siempre estar en lo más alto del sector turístico. Los costes que tiene España no son los mismos que tienen Grecia y Egipto y, por eso, tenemos que jugar a dar un producto mejor y diferenciado en calidad respecto a quienes ofrecen alternativas más baratas. La apuesta por la calidad pienso que en la isla se está trabajando bien y se debe seguir por este camino. Además hay zonas donde se ha quitado el turismo de bajo coste gracias a reconversiones y reformas de hoteles y es por este camino por donde hay que seguir.
—Comparte entonces las previsiones de patronales como la CAEB, que estima que las Pitiüses crecerán un 3,7%, ¿no?
—Pienso que sí, que es factible que se produzca este crecimiento conforme han sido las temporadas anteriores y cómo se está desarrollando ésta.
—A la vista de cómo está yendo la temporada, ¿piensa que se subirán los precios de cara a la que viene?
—Este año hay gente que los está manteniendo y hay quien ha podido aumentarlos. Si seguimos así se podría intentar subir precios, aunque es un tema delicado porque es algo que marca la demanda. Lo que está claro es que es una decisión de cada empresario, que debe hacer lo que considere mejor.
—¿Vivir del monocultivo turístico puede ser contraproducente?
—No creo. Tenemos que seguir trabajando en esto, que es lo que hemos hecho casi toda la vida. No nos engañemos porque desde hace muchísimos años vivimos sólo del turismo. Con el ‘boom' inmobiliario hubo sectores, como el de la construcción, que cogieron mucho auge, pero también han estado vinculados al turismo. Lo que tenemos que seguir haciendo es cuidar al turismo, ser conscientes de su importancia y hacerlo lo mejor posible siempre.
—¿Se podría diversificar el peso del turismo en la economía pitiusa?
—Tenemos la ventaja y la desventaja al mismo tiempo de ser una isla. Al final es difícil crear otros sectores que no estén relacionados con el turismo porque te dediques a lo que te dediques, tanto si vendes zapatos, como coches como si te dedicas a la construcción, están vinculados. No nos engañemos, tenemos un producto principal que es el turismo, que los empresarios están trabajando muy bien en él y para diversificarlo a su vez, pero todo gira alrededor del turismo.
—¿Qué diferencia al empresario pitiuso?
—La innovación y la diferenciación de los productos que impulsa. Tenemos la ventaja de que hay mucho hotel que pertenece a familias de aquí. Además hemos sabido adelantarnos. Los grandes inventos turísticos que ha habido en los últimos años han salido de Eivissa porque hemos sido los primeros en muchas cosas, el público lo ha aceptado, ha funcionado y más tarde nos han copiado. Pero como se suele decir, quien da primero, da dos veces. Han surgido hoteles que ofrecen concierto, beach-clubs... esto a veces ha causado problemas, pero hay que buscar el entendimiento entre turistas y residentes. Sé que es difícil conjugar las dos cosas, pero creo que se puede conseguir.
—¿Se pueden llegar a sobredimensionar estos nuevos productos turísticos?
—El ser pioneros en productos turísticos causa a veces vacíos legales y hay gente que se aprovecha de esto. El problema es que muchas veces la administración va más lenta que el empresario y esto da pie a que haya gente que no haga las cosas como se deberían hacer. Quizá las administraciones deberían mejorar su agilidad. Los party boats, por ejemplo, no son ninguna novedad porque toda la vida se han hecho excursiones en barco, lo único que ahora se están decantando más hacia este tipo de excursiones.
—¿Cómo valora que está siendo la lucha contra el intrusismo este año?
—La sensación es que hay falta de medios. Hay demasiadas empresas ilegales y es difícil controlarlas. Da la sensación de que se podría hacer algo más, pero lo más patente es la falta de medios de las administraciones.
—¿Las transferencias en promoción turística llegarán el año que viene?
—Así nos lo dijeron y esperamos que realmente se cumpla. Lo que más se discutirá será el tema del reparto, cuál es el pastel que hay que repartir. En Eivissa deberíamos conseguir entre un 15% y un 20% del presupuesto de la conselleria de Turisme de Balears. La promoción turística es una reivindicación histórica, completamente justa y necesaria porque, no nos engañemos, Balears es un destino turístico, pero competimos entre islas. Mallorca quiere nuestro turismo y nosotros el suyo. Hay que mantener una estructura mínima balear, pero a partir de ahí todo lo demás se tendría que repartir. Y pienso que si Mallorca no las quiere, por algo será.
—¿Eivissa ha salido de la crisis económica?
—El problema de la crisis que estamos padeciendo es la deuda estructural de las familias. Otros sectores, como la construcción o el comercio, no funcionan igual que el turismo. La construcción, por ejemplo, era un sector que tenía los sueldos muy altos y ahora no los tiene. La parte de la familia que se dedicaba al turismo sigue trabajando, pero con sueldos de cuatro o cinco meses en lugar de seis, por ejemplo. Con los ritmos de crecimiento que tenemos esperemos que baje el paro. Si disminuye el desempleo podemos tener dinero para gastar. Pero no nos engañemos, lo que hemos vivido antes de la crisis no lo volveremos a ver y hay que ser conscientes de esto y saber adaptarse. Que nadie espere el crecimiento que había antes.
—¿Qué se podría hacer para dinamizar la creación de empresas?
—La creación de empresas muchas veces es ficticia porque si vamos a crear empresas a costa de cerrar otras...a veces es más fácil cerrar una empresa que estructurarla y esto es un problema que tenemos en este país. Hicimos una reforma laboral, pero a lo mejor se nos quedó corta. En este país que se pague más por la antigüedad que por la productividad no me parece bien. Conceptos como el de productividad se debería intentar que tengan más importancia de la que tienen.
—¿Está funcionando la reforma laboral?
—A medias. Se hizo una reforma y en algunas cosas nos hemos quedado cortos. Es un tema delicado porque hay muchos agentes sociales por el medio y cada uno defiende sus razones, como es lógico, pero quizá se podría haber aprovechado un poquito más en temas de despido que realmente sean necesarios.
—¿Está fluyendo el crédito para las empresas?
—Hace tiempo que se nota un afloramiento del crédito de las entidades financieras hacia las empresas; hemos mejorado bastante y espero que se siga en esta línea de cara al año que viene.
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