El concejal de Gobernación, José Serafín Grivé, negó la falta de información, pero reconoció que «la gente encuentra que los vehículos son muy caros». «Es el precio que había por matrículas», justificó, con respecto a los valores calculados, que resultan de una media entre la fecha de matriculación y el estado actual del coche.
En la subasta salieron en primera y segunda licitación 21 vehículos incautados en 2012 por transporte ilegal, pero ninguno de los 22 asistentes pujaron. Nadie había aportado la fianza obligatoria, una condición que la mayoría desconocía, y a la que otros se negaron porque en caso de no comprar el coche no se devolvía de forma inmediata.
Los precios oscilaron entre los 400 euros (un Seat Ibiza) y los 5.000 euros (un BMW 330) para la primera licitación, con una reducción del 25% en la segunda. Los modelos fueron variados: un Ford Galaxy (1.100 euros), un Citroën Xsara (2.500 euros), una Renault Kangoo (4.500 euros), un Opel Astra (500 euros) o un Renault Space (600 euros), entre otros, se ofrecieron a los presentes sin éxito.
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