El concejal de Obras Públicas del Ayuntamiento de Sant Josep, Rafael Tur, en Sant Jordi.

El concejal de Obras Públicas de Sant Josep, Rafael Tur (Sant Jordi, 1960) asegura que trabaja desde las 8,00 hasta las 23,00 horas «del 1 de enero al 31 de diciembre». Es empresario «de toda la vida» (propietario de dos gimnasios), pertenece al Partido Renovador de Eivissa y Formentera (PREF) «prácticamente desde que se fundó, hace doce años», y está integrado por segunda legislatura en el Partido Popular, donde «a parte de compañeros de trabajo he ganado algún amigo». Cuando se le pregunta por su trabajo saca un listado con una quincena de obras de reposición asfáltica, alumbrado, construcción de rotondas, alguna parada de autobús y hasta un carril bici (Cala Tarida); una serie de obras para las que tiene un presupuesto de 2,6 millones de euros. «Y las tengo todas en marcha», agrega Tur, que se define a sí mismo como «un batallador».

Como curiosidad, el 15 octubre se le termina la excedencia como trabajador de una de las cafeterías del aeropuerto, en la que lleva 30 años como empleado. Confiesa que el gusta estar «activo continuamente» y que aún no sabe lo que hará con este tercer trabajo. «Ya veré lo que hago, pero si uno se planifica...», añade el edil.

—¿Cuáles son sus objetivos de legislatura?

—Mantener y mejorar todas las zonas verdes y la red viaria, que es muy extensa, la señalización vertical y horizontal, mantener los caminos que sigan en buen estado, el patrimonio, los colegios, centros médicos, centros sociales, cementerios, iglesias, el Ayuntamiento y las oficinas municipales, y también eliminar las barreras arquitectónicas.

—En materia de caminos y red viaria, ¿A qué demanda ciudadana diría que está dando solución actualmente?

—Últimamente nos están pidiendo bastantes reductores de velocidad. En calles que están asfaltadas, que eran antiguamente caminos, y luego en la calle de Las Escoles Noves, y también en la zona del instituto. Soy partidario de poner reductores de velocidad en las zonas donde hay colegios e institutos pero también en las zonas turísticas. Hemos puesto algunos en Platja d'en Bossa porque la gente viene aquí mucho de fiesta y no controla muy bien la velocidad. Van libres del pie.

—¿Los colegios del municipio tienen mucha necesidad de mantenimiento?

—Los colegios la verdad es que son instalaciones muy anticuadas y muy viejas, y necesitan un mantenimiento constante. Nos traen muchos problemas y estaban necesitados de mucha atención y horas de trabajo. Cada quince días tenemos problemas de todo tipo.

—¿Qué tipo de problemas?

—Ahora, por ejemplo, en el colegio de l'Urgell se nos atascan todos los baños. Ya tuvimos el mismo problema el año pasado en Sant Jordi y tuvimos que cambiar todo el saneamiento. Ahora nos encontramos con este problema en l'Urgell y tenemos que ir continuamente con los camiones. Tendremos que hacer una obra de importancia, porque son cosas que se veían y que se dejaban ahí. Son muchos años de llamar al ‘camioncito' cuando, realmente, si se hace la conexión bien y se van anulando las fosas, saldremos del problema.