El sorteo de ayer resultó algo descafeinado. Los pisos ya estaban otorgados y sólo quedaba saber cuál ocupaba cada uno de los agraciados. g Fotos: M.G.

Los cuatro inquilinos que el pasado mes de octubre fueron agraciados con una vivienda de protección oficial en la calle des Jondal, frente al colegio de Can Cantó, conocieron ayer finalmente cuál será la que les tocará habitar.

El sorteo, que estuvo presidido por la alcaldesa de Eivissa, Marienna Sánchez-Jáuregui, no tuvo apenas emoción, salvo el de conocer quien se quedaba con el bajo, el primero o el segundo de estos pisos que tienen una habitación y cuentan con unos 45 metros útiles.

«Somos de Ecuador y desde octubre ya sabemos que tenemos este piso, con lo que ahora únicamente nos queda saber cual es el nuestro, formalizar los trámites y dejar de vivir de alquiler en Eivissa», aseguraban Maria Marlen y Enrique, dos de los agraciados.

Junto a ellos convivirá José Daniel Calderón, un joven de 31 años que dejará de vivir en casa de sus padres para desplazarse apenas a unos metros. «El número que me otorguen me da igual, ya que lo único que quiero es tener ya mi propio piso», aseguraba el joven momentos antes del sorteo junto a su madre, María.

La encargada de ser la mano inocente fue la pareja sentimental de uno de los propietarios. El ‘suspense' duró apenas cinco minutos y, tras ello, cada uno de los agraciados tendrá de plazo hasta el próximo mes de febrero para acudir con toda la documentación a Sa Nostra para formalizar su hipoteca, y posteriormente, a la empresa municipal de la vivienda, Imvisa, para recoger sus llaves.