Un niño en Sant Francesc (Formentera) mira atento un coche teledirigido que le han traído los Reyes Magos | Guillermo Romaní

De unos años aquí el cambio de tendencia es claro: cada vez los niños salen menos a la calle para disfrutar de sus regalos que les han traído los Reyes Magos ya que juegan más en sus casas.

«Este año me han regalado un juego para la Wii, dos libros, un puzzle y muñecos de Gormiti», aseguraba ayer el pequeño Lluís en Jesús. Algo que demuestra que poco a poco las nuevas tecnologías ganan enteros a los juegos tradicionales y que, tal vez por eso, sea cada vez más difícil ver a niños durante el día de Reyes jugando con sus juguetes en la calle.

Aún así, siempre quedan excepciones, como la que ayer tenían los nombres de Nahuel o Lucía, que disfrutaban con sus recién estrenadas bicicletas y triciclos ante el centro cultural de Puig d’en Valls y bajo la atenta mirada de sus padres.

En Formentera

Mientras, en Formentera se sigue fiel a la tradición de que los regalos los entreguen en su mayoría los Reyes Magos en vivo y en directo, tal y como se hizo la noche del jueves en Sant Ferran y en el Pilar de la Mola y ayer en el jardí de ses Eres de Sant Francesc.

Así, los niños son llamados por sus nombres, apellidos, apodos familiares o por el nombre de la vivienda y reciben en mano cada uno de los obsequios, con prisas, alegría e, incluso, nervios y miedo al encontrarse cara a cara con sus majestades de Oriente.

Eso sí, los regalos no varían de un año a otro, proliferando los juegos de mesa, las bicicletas, los coches teledirigidos, las muñecas, los peluches, los libros o los videojuegos, y para los mayores cosas para la casa, como elementos de cocina, adornos u objetos de decoración, y cosas tan cotidianas como calcetines, guantes, bufandas, zapatos o los clásicos libros y perfumes.