La estación desalinizadora de agua marina de Formentera está obsoleta, presenta serias deficiencias, funciona al 75 por ciento de su capacidad y la alta salinidad del agua tratada no la hace apta para el consumo humano ni para cocinar alimentos según la conselleria de Sanitat i Consum del Govern balear. La consellera de Medi Ambient de Formentera, Silvia Tur, reconoció que la salinidad detectada, no la existencia de productos tóxicos o nocivos, había obligado a recomendar públicamente que no se utiliza el agua procedente de la EDAM de Ca Marí para beber o cocinar aunque si se puede utilizar para la higiene personal, lavado de vajilla, utensilios de cocina y ropa.
Sin capacidad
Tur reconoció que la desalinizadora de Formentera «tiene graves problemas debido al estado actual de la planta, al estado de las membranas y en general del conjunto del equipamiento existente». Aunque la capacidad de producción nominal es de 4.000m3 al día, la realidad, dijo Tur, es que apenas se llega a los 3.000m3, es decir que el rendimiento máximo actual está alrededor del 75% de su teórica capacidad y además ahora se ha juntado el problema de la salinidad bien por las deficiencias que presentan las membranas, bien por algún fallo en el proceso de ósmosis inversa que se utiliza para convertir en potable el agua marina.
Pero la denuncia de la situación fue más allá cuando Tur dijo «la planta precisa no sólo una remodelación integral sino que además necesita una ampliación de su capacidad de producción, debería producir entre 1.000 y 1.500m3 diarios de más sobre lo que está previsto en un proyecto básico de remodelación y ampliación de la planta que obra en poder de Medi Ambient pero que en Formentera aún no hemos podido conocer».
Para la consellera de Medi Ambient, «la desalinizadora es una de los problemas más graves que tiene el Consell de Formentera sobre la mesa y llevamos muchos meses trabajando con el Govern y con la dirección general de Recursos Hídricos en particular para que se saque a concurso el proyecto pero contemplando las necesidades y la demanda real a corto y medio plazo, es imprescindible que se modernice y amplíe la planta y que salga a concurso su gestión y explotación de la misma así como su mantenimiento». No obstante, Tur reconoció que el asunto a día de hoy está encallado de bido a que el Govern balear, tanto el actual como el anterior «pretenden que sea el Consell el que se haga cargo del mantenimiento de las redes de agua en alta cuando es una competencia claramente definida como autonómica y no insular o municipal».
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