Luisa, José y Milagros se enteraron de la programación de las Festes de Maig gracias a una de las recepcionistas del hotel en el que se alojan en Es Canar.
Durante la mañana de ayer, estos tres amigos de Mérida decidieron subir al Puig de Missa para escuchar la homilía del párroco don Vicent para más tarde continuar disfrutando de las actividades previstas en el programa de fiestas, pero había un problema: no sabían el horario. Por ello, fueron preguntando a las personas que se encontraban en el porche de la iglesia si sabían qué pasaría después de la homilía, pero dieron únicamente con turistas. Hasta que encontraron a una persona que les explicó en qué consistiría la fiesta del primer domingo de mayo en la Villa del Río. «Nos ha costado, pero por fin alguien nos lo ha contado. Hemos visto la misa completa, pero no nos hemos enterado de nada porque era en ibicenco; únicamente de los evangelios», comentaba con una gran sonrisa José. Luisa, por su parte, no perdió detalle de la imagen de Santa Eulària: «Resulta que Santa Eulalia también es la patrona de Mérida. La nuestra lleva en una mano una palma y, en la otra, un horno porque fue quemada. La de aquí lleva la palma, pero no he conseguido saber qué lleva en la otra mano».
Igual que estos tres amigos fueron muchos los turistas que se acercaron al centro de la Villa del Río para disfrutar del soleado día viendo demostraciones de ball pagès en el Puig de Missa y, más tarde, una exhibición de coches antiguos y doma menorquina.
Mientras los turistas disfrutaban haciendo fotos del baile tradicional en el porche del Puig de Missa, los coches antiguos comenzaban a dar su particular paseo por la calle Sant Jaume. «Se han adelantado», comentaban unos vecinos mientras se dirigían a la calle principal.
Frente al Mercat Nou, los integrantes de la banda de cornetas y tambores de Santa Eulària ensayaban algunos de los acordes del repertorio que tenían preparado para este día tan especial. «Tocaremos Libre, Oliver y Benji, Vino Tinto de Estopa y la de los Piratas del Caribe», explicó Àngel Ramos, director de esta banda. Así, minutos después fueron abriendo paso a los más de 20 carros engalanados que desfilaron por el pueblo ante la mirada de los turistas que comentaban lo bonitos que eran estos animales y los vecinos que reconocían a sus amigos que iban subidos en estos carruajes.
Y llegó el momento de los saltos de los caballos menorquines, que mantuvieron la atención del público en general, pero sobre todo de los más pequeños, que situados en primera fila no dudaban en coger el pantalón de su madre o padre cuando veían que el caballo iniciaba el salto.
La jornada festiva continuó por la tarde con más doma menorquina, entrega de premios de coches tunning y la clausura de las exposiciones de motos antiguas, plantas y flores.
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