A Dios rogando y al cielo mirando. Así estaban la mayoría de los asistentes que copaban casi en su totalidad ayer por la mañana la Plaza de Espanya de Santa Eulària mientras aguardaban la llegada de la Virgen a su encuentro con el Cristo Resucitado, en uno de los momentos más emotivos y esperados de la Semana Santa pitiusa.
Al final tanto rezo tuvo su recompensa y la lluvia respetó el encuentro, sólo haciendo un leve acto de presencia durante el recorrido final de las dos imágenes desde el edificio del Ayuntamiento hasta el Puig de Missa.
16 cofrades
Antes, a eso de las once de la mañana, las aceras y las calles se llenaron de escenas de emoción entre muchos de los asistentes, algunos de los 16 cofrades encargados de portar las dos imágenes, y sobre todo las 14 mujeres que, enlutadas y con mantilla blanca, acompañaban a la imagen de la Virgen.
Todos ellos vibraron con el momento en el que la Virgen, entre un silencio de respeto tremendo, hizo sus dos tradicionales reverencias ante su hijo, y sobre todo, cuando una vez quitado su velo de viuda, recibió su respuesta por parte del Cristo Resucitado entre una lluvia de confetis.
Desde ahí y tras una sonora ovación, la numerosa comitiva enfiló hacia el Puig de Missa, en un recorrido que se hizo bajo el ritmo de las tonadas de la Banda de Cornetas y Tambores de la Santa Eulària, y casi a la carrera bajo un cielo cada vez más amenazante, que finalmente no llegó a descargar para satisfacción de todos los presentes.
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