Las dimensiones y distribución del centro provocaron que autoridades y visitantes colapsaran el paso. | Guillermo Romaní
La inauguración del Centro de Día Polivalente de Formentera colapsó totalmente las instalaciones ante la gran presencia de ciudadanos que quisieron ver desde dentro el edificio que veían a diario desde la carretera o cuando iban al hospital de la isla. Tanto es así que ayer se produjeron circunstancias como mínimo curiosas y divertidas, ya que tras descubrir la placa conmemorativa y los parlamentos de los presidentes Ferrer y Antich, éstos iniciaron una visita de rigor, pero el diseño del edificio produjo situaciones hilarantes.
Al ser un espacio general alargado del que salen tres alas que no se comunican entre sí al visitar la comitiva la primera y tras llegar al final, cuando quisieron regresar sobre sus pasos se encontraron con más de un centenar de personas que les seguían y que colapsaban la circulación. Tras la sorpresa, el buen humor, y mientras la cabeza de la comitiva circulaba por un lado del pasillo los demás se agrupaban en el opuesto para dar paso a los presidentes, conselleras, directivos de la constructora, plumillas, fotógrafos, cámaras de televisión, seguridad, jefes de protocolo y asesores. Total que todo de lo más concurrido y divertido con los cruces y saludos a trasmano, al final y dada la configuración del espacio algunos aprendieron rápidamente los trucos y abrían y cerraban puertas para adelantarse al séquito.
A la hora del obligatorio rito del 'canapié', es decir canapés tomados a pie, muchos de los mayores que se habían acercado al lugar ya fueron tomando posesión de una amplia sala contigua y no dudaban en valorar el centro. «Muy luminoso y muy amplio», decía una mujer mientras desdeñando los zumos o los mostos se tomaba su vinito blanco. Y otra, cerca de ella, afirmaba «mi marido (que se zampaba un tinto sin problemas) y yo somos muy mayores, no tenemos hijos, pues bien que nos vendrá pasar un tiempo aquí» aunque su aserto no dejaba claro si pensaba que era sólo un Centro de Día y con horario limitado o una residencia.
Las dudas eran generales, ya que un señor que lamentaba «con lo grande que es esto sólo hay cuatro habitaciones», sin saber que son únicamente las destinadas a la Unidad de Respiro Familiar para dependientes. De todas maneras los comentarios entre los mayores se centraban en lo limpio, bonito y luminoso del lugar y en el tamaño del edificio, 3.200m2 construidos para una previsión máxima de 60 plazas mientras que el contiguo hospital tiene 3.700m2 y el volumen de personas que pasan por él es infinitamente superior. Uno de los visitantes sentenciaba: «Una cosa es una cosa y otra es otra», dando a entender que comprendía las diferencias entre uno y otro lugar.
Aparte del éxito del tentempié, exquisito como siempre que lo sirve el Bar Matinal, y al que nadie sin excepción le hizo ascos, especial interés tuvo para los políticos contemplar el gran mural que se exponía en una mesa y que en el futuro se instalará en el Centro de Día. Se trata de una obra realizada por Àngel Berenguer, artista catalán afincado en la isla desde hace décadas y que la concibió especialmente para el lugar y que configura una visión de la isla y del ciclo vital de las personas.
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