Una princesa exigente, refinada y muy mimada por sus padres, que durante muchos años habían intentado concebir un hijo, pero éste no llegaba. Y cuando creció llegó el momento de casarla. «Esta princesa es muy espabilada y exigente hasta el punto de exigir mucho refinamiento en las conversaciones, que tienen que ser elegantes y formales y todas a base de adagis, que son frases hechas», explica Marià Torres, director del grupo de teatro del Quartó de Portmany que ayer por la tarde presentó en el auditorio de Sant Antoni Sa princesa de l'embut, una adaptación de la rondalla ibicenca de Joan Castelló. «Adaptar las rondalles de Castelló no es difícil. La original se llama Es Adagis, pero pensé que sería mejor un título que dejara más claro de qué iba la obra porque a lo mejor había gente que no sabía qué era un adagi, que son frases hechas y muy irónicas», explicó el director.
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