Amparo Serra e Isabel Torres Costa son dos amigas que acuden todos los domingos y festivos al cementiri vell de Vila para visitar a los seres queridos que ya se marcharon. Durante la mañana de ayer, ambas guardaban silencio ante el nicho de la madre de Amparo para seguir posteriormente el recorrido para ver a los familiares de Isabel. «Un día como hoy [por ayer] no podíamos faltar. Lo mantenemos todo muy limpio para que estén bien. Hemos traído claveles, margaritas y rosas», explicó Amparo, quien precisó: «Por desgracia vengo al cementerio desde hace 45 años, cuando murió mi madre. Aquí la tengo a ella, a mi padre y a mi marido».
Como ellas fueron muchas las personas que durante la jornada de Tots Sants decidieron acercarse a los cementerios para ver a quienes ya dejaron este mundo y así continuar con su recuerdo vivo en la mente.
Ramos de flores con los tradicionales lirios, claveles y crisantemos se mezclaban en las calles de los cementerios con las apuestas más modernas: margaritas de color azul y rosas amarillas, por ejemplo. Si bien la afluencia de público fue constante durante toda la mañana, el momento de máximo apogeo se produjo sobre las 13,00 horas: «Aún así ha venido quizá menos gente por la lluvia. Después de comer y hasta las 18,00 habrá también mucha gente», comentó el sepulturero del cementiri vell de Eivissa, quien aseguró que los preparativos previos al Día de los Difuntos se centraron en pintar todas las instalaciones, la preparación de las escaleras y barrer el suelo.
El silencio más absoluto en ocasiones se mezclaba en el ambiente con el murmullo de las familias que bien se encontraban allí para honrar la memoria de un fallecido o bien comentaban los lugares donde reposan para siempre algunos vecinos, amigos o conocidos. Y mientras tanto, en la capilla, los cirios y velas daban calor a quienes se acercaban para orar en memoria de los desaparecidos. Los más preparados acudían con su cirio o su pequeña vela blanca, aunque para quienes no fueron previsores existía la posibilidad de coger una del cesto que había en la capilla.
En el cementerio de Sant Agustí, las visitas se completaban con la exposición del carro dels morts, una antigüedad que se consiguió entre los años 1950 y 1954 gracias a los 170 donativos de los vecinos (si las condiciones climatológicas lo permiten también se podrá ver hoy, Día de los Fieles Difuntos). Y en Formentera también fueron muchas las personas que dedicaron la jornada de ayer en visitar a sus difuntos, orar en su memoria para así mantener el recuerdo vivo.
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