De este modo, tal y como ha informado la entidad en un comunicado, entre septiembre de 2009 y agosto de 2010 se han vendido un total de 22.183 unidades de este producto, frente a las 8.756 que se dispensaron entre los mismos meses de 2008 y 2009.
En su nota, el IPFB lamenta que la recomendación de este fármaco suele hacerse con información «errónea» sobre sus efectos abortivos, ya que «suele decirse que no es un abortivo y se puede recetar a menores» o que «abortiva y poscoital no es igual», lo que a juicio de la entidad se basa «en considerar que sólo es abortivo aquel mecanismo que actúe sobre el embrión humano después de su anidación en el útero, es decir, unos 14 días después de la fecundación».
En opinión del Instituto, se pretende de este modo presentar la píldora del día después «como un anticonceptivo que no afectaría al derecho a la vida del embrión». Sin embargo, frente a esto el delegado de IPFB, Agustín Buades, recuerda que «la píldora del día después puede tener tanto un efecto de inhibición de la ovulación como de destrucción del embrión humano ya existente en el tiempo que transcurre entre la fecundación y la anidación en él útero».
«Si la distinción entre anticonceptivo y abortivo está en que el primero impide la fecundación y el segundo elimina al embrión después de la fecundación, está claro que la píldora del día después tiene también este efecto abortivo si es ingerida habiéndose producido ya la fecundación», recalca Buades.
El IPFB indica además que estudios señalan que el uso de la píldora postcoital no reduce el número de embarazos mientras que, por el contrario, «promover este tipo de métodos entre adolescentes aumenta considerablemente el índice pues se confían a la píldora llevando una vida promiscua». «Aumenta así el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual y de SIDA», enfatiza la entidad en su comunicado.
Es por ello que considera que «el crecimiento del número de embarazos de adolescentes, el mantenimiento de la expansión del sida, el que no acabe de controlarse las enfermedades de transmisión sexual, el incremento del número de abortos, la debilitación de las convicciones familiares y tantos otros fenómenos preocupantes de nuestros días, son el fruto inevitable de la banalización y trivialización de las relaciones sexuales».
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Y con este dato algún "cortito", dice que han bajado los abortos.