Ya en el aeropuerto camino de Johannesburgo, Juan y Carlos advirtieron que sería un viaje inolvidable: hinchas españoles, cánticos, banderas y muchas ganas de fútbol. Eran los afortunados del viaje para dos personas a Sudáfrica que sorteaba UltimaHora.es y que les ha permitido disfrutar de siete días entre Johannesburgo y Ciudad del Cabo, en pleno Mundial.
El ambiente allí, según ellos, es espectacular. «Hay un gran forofismo español por parte de los africanos. En cierta manera, se implican más con la selección española que con la suya propia. Es curioso ver que Ghana aún está viva en el Mundial y que apenas se le da importancia», explica Carlos.
Las selecciones de Brasil y España son muy queridas allí, comentan los amigos: «Se ven camisetas españolas a gente que no lo es, infinitas banderas, incluso fundas para el retrovisor del coche. Luego también hay un gran despliegue argentino. Los argentinos viven mucho los partidos».
Ellos pudieron asistir, durante estos siete días, a dos partidos disputados por la selección. Durante el encuentro contra Chile, explica Carlos, los nervios estaban muy a flor de piel: «La chilena es una afición muy implicada, incluso cizañera. Hubo algún que otro alboroto, pero nada importante al final».
Un aspecto a destacar por los aficionados es la gran cantidad de alcohol que se distribuye en el estadio: «Parece incluso que incitan a la bebida».
Entre las decenas de anécdotas que les han ocurrido a lo largo de esta semana, los ibicencos sonríen al recordar ciertas amistades que hicieron en el país africano: «Nos juntábamos con hinchas africanos y les enseñábamos canciones españolas de lo más típicas». Por otro lado, también coincidieron con Margalida y Antonia, las ganadoras del premio de Ultima Hora en Mallorca: «Hemos pasado mucho rato con ellas, nos hemos reído mucho todos juntos», aseguraron.
Visitas guiadas
Juan y Carlos también aprovecharon los días en Sudáfrica para hacer diferentes excursiones. Entre ellas, un safari en Pilanesberg: «Fue impresionante ver cómo, por ejemplo, un grupo de leones se comía el cadáver de un elefante», explica Juan.
Otra de las excursiones que impactó a los jóvenes fue una visita a las tribus africanas: «Es curiosos ver aspectos de su vida cotidiana que demuestran que no se necesita demasiado para ser feliz. Por ejemplo, el suelo de excrementos de vaca, que para ellos es lo más normal del mundo», comentaba Juan. Carlos, por su parte, destacaba que se esperaba un país mucho más pobre de lo que ha encontrado.
También destacan la vivienda en la que nació Nelson Mandela, convertida en museo. «La casa está en el barrio de chabolas de Soweto, de aspecto muy pobre. Ahora en la casa de Mandela se organizan visitas para los turistas».
El último día de viaje Juan y Carlos se desplazaron hasta Ciudad del Cabo: «Las casas están pintadas de colores muy vivos, con una explicación muy curiosa: Hace muchos años todos preguntaban siempre cuál era la casa del médico y éste decidió pintarla de un color muy llamativo. Después de él, los vecinos se animaron y continuaron con la iniciativa».
Sobre las vuvuzelas, grandes protagonistas de este Mundial, los amigos reconocen que «no existe absolutamente nadie que haya ido a Sudáfrica sin llevarse una vuvuzela. El ruido al principio es un poco insoportable, pero al final te acostumbras. Durante las pausas de los partidos los aficionados se ponen de acuerdo para tocarlas al unísono».
Después de esta intensa semana, la única pena de los futboleros es no poder estar allí para seguir animando a la selección.
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