Además de las clases, también realizan diferentes actividades culturales para conocer mejor Eivissa. | Marco Torres
Leoni Van der Kleij es una de las 150 personas que han participado en el proyecto sobre turismo idiomático que desde hace tres años lleva a cabo el Instituto de Idiomas Ibiza en colaboración con el programa Eivissa Crea del Ayuntamiento de Vila. «He elegido Eivissa porque tengo aquí unos amigos y quería conocer la isla», explica esta mujer holandesa en un castellano que mezcla con algunos términos en inglés. «Aprendo español porque me gustaría venir a trabajar y vivir en Eivissa durante el verano», explica mientras se ríe y señala las nubes grises que coronan el cielo.
Ayer fue su último día de clase tras una semana de vacaciones en la Isla gracias a este programa que ofrece la academia. «Durante el verano viene muchísima gente. Hemos llegado a tener más de 20 alumnos al mismo tiempo», explica Daniele Bertole, director de la escuela. Durante el invierno, la cantidad de estudiantes de castellano desciende con respecto al período estival.
Lejos de lo que se pueda pensar, el perfil de los estudiantes que vienen no es sólo jóvenes, sino que va desde los 14 hasta los 70 años.
El proyecto de turismo idiomático contempla diferentes opciones que se ajustan al perfil del estudiante. «Pueden estudiar desde una semana hasta un mes. Además, pueden venir y quedarse en la casa de una familia anfitriona», explica Irene Verdugo, responsable de la escuela de idiomas. Aunque disponen sólo de unas 10 casas que ofrecer, «cada vez tenemos más, ya que la gente se anima. Además, todas las gestiones las haces la escuela», añade Verdugo. Dentro de los programas personalizados para estudiar en Eivissa, además de clases que van desde las 20 horas semanales hasta las 35, también tienen diferentes actividades culturales. «Hacemos visitas a Dalt Vila, a la necrópolis de Puig d'es Molins o al centro de interpretación Medina Yabisa», explica Verdugo. Leoni Van der Kleij participó ayer en una visita a los yacimiento de Puig d'es Molins, donde además coincidió con un grupo de alumnos del colegio Santa María y con otro del taller ocupacional del Consell d'Eivissa. Allí, Daniel Bertole hizo de intérprete ya que «la principal dificultad con el castellano es que es un idioma que se habla muy rápido», explicó.
Además de las visitas culturales, también se hacen encuentros más informales en los que se alumnos y profesores, además de recorrer la ciudad, se van de tapas, una muy costumbre española.
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