Joan Lluís Llul Sarralde preside la Associació de Lluita Antisida de les Illes Balears (Alas) desde hace 3 años, aunque lleva más de 15 dentro de la junta de la asociación. Lleva la última responsabilidad de ALAS con ilusión y con firmeza. Hoy se celebra el Día Mundial contra el Sida y qué mejor momento para reflexionar sobre los logros y los retrocesos que vive esta enfermedad.

 

-A pesar de todos los avances médicos y en cuanto a información sobre la enfermedad todavía hay mucho trabajo. ¿En que punto se falla para que siga habiendo infecciones?

 

-La transmisión absolutamente mayoritaria es por vía sexual. No existen grupos de riesgo, lo que si existen son prácticas de riesgo. Quizá hay algunos colectivos que tienen tendencia a tener más prácticas de riesgo, como puede ser el de los hombres que tienen sexo con otros hombres. Uso esta expresión, porque cada vez hay más hombres que tienen relaciones sexuales con hombres pero que no se consideran gays u homosexuales. O también los jóvenes, que no vivieron lo que fue el sida en los años 80, que no tienen una percepción de esa época en la que había gente que fallecía por la enfermedad. Es muy normal que las personas pensemos que es algo que no va con uno. También se practica cada vez más sexo seguro pero la combinación drogas y sexo no es buena. Aunque se tenga muy interiorizado en ese momento, las drogas hacen que la percepción del riesgo se esfume.

 

-Los datos son un tanto alarmantes. Por un lado, Balears está a la cabeza de las comunidades autónomas en cuanto a infecciones, y Eivissa tiene el mismo número de infectados que la ciudad de Palma. ¿Cómo se puede frenar el número de infectados?

 

-Hay un alto porcentaje de infecciones. De las pruebas que hacemos en Alas cada martes, de cada 87 pruebas, 7 personas dieron positivo. Esto es una barbaridad. Es cierto que hay que comprobar si los datos de las Conselleria de Sanitat corroboran esto. Ya hace años que estamos a la cabeza en el número de personas con VIH, aunque hemos ido bajando de porcentaje. Las campañas de prevención que hacemos desde Alas y que son específicas, tanto para jóvenes, homosexuales o también para inmigrantes, son esenciales para frenar las infecciones. Además, todo el mundo debe hacerse la prueba, ya que es muy peligrosa la personas que está infectada y no lo sabe. Puede seguir teniendo prácticas de riesgo creyendo que es sano y no lo es. Por una parte, él no se cuida y por otra parte, está infectando a otras personas que no lo tienen. Por ello, la prueba rápida es fundamental para evitar que haya más infecciones.

 

-¿Cuál es la asignatura pendiente de la sociedad?

-La normalización. La normalización de que es una enfermedad que existe, más de lo que nos creemos, entre nosotros. Nosotros ahora tenemos jóvenes que se esconden de sus padres para tomar la medicación, por ejemplo. También tenemos gente con problemas en su puesto de trabajo por el hecho de ser seropositivo. Ése es el punto más importante: quitar la estigmatización. Los enfermos tienen una infección, pero son 'culpables' por haber sido miembros de un colectivo ya estigmatizado, como inmigrantes, homosexuales o heroinómanos. Tampoco era cierto que estos grupos tuvieran más el VIH, sino que tenían unas practicas de riesgo que podían tener cualquier persona de cualquier segmento. Se creía que los hombres de 50 años no se podían infectar, pero sí, también ocurre. El VIH no hace distinciones de nada.

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