La polémica acerca de la ampliación de las instalaciones del dique de Botafoc con una serie de plataformas ha terminado por colocar el Patrimonio de la Humanidad ibicenco en el punto de mira. Hasta tal punto, que la Unesco decidió inspeccionar el proyecto in situ para comprobar si los bienes naturales, la posidonia, sufriría daños que recomendaran retirar a Eivissa de la prestigiosa lista. Pero para Abel Matutes, ministro de Exteriores en 1999 cuando el organismo internacional otorgó el título a losbienes pitiusos, la declaración concedida por la Unesco «no peligra en absoluto».
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«Una vez que la Unesco califica un lugar como Patrimonio de la Humanidad no lo descalifica tan fácilmente», asegura el empresario ibicenco en una conversación telefónica con Última Hora Ibiza y Formentera. Según Matutes, una decisión de ese tipo supone toda una serie de «decisiones políticas difíciles», por lo que no duda en remarcar que los bienes de 'Eivissa, Biodiversitat i Cultura' «están bien consolidados y no peligran en absoluto».
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La llegada a Eivissa de los inspectores enviados por la Unesco vino provocada por una denuncia ante la institución dependiente de la Organización de las Naciones Unidas cursada por el Grup d'Estudis de la Naturalesa de Eivissa (GEN-GOB), y a la que se sumó el Institut d'Estudis Eivissencs (IEE), en referencia a los daños que las obras causarían en las praderas de posidonia incluidas en el Patrimonio de la Humanidad.
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«Hay que ir con cuidado», reflexiona Matutes. «Con estas cosas no se debe jugar ni hacer política. Pero sigo pensando que no, el Patrimonio Mundial no está en peligro».
Las palabras de Abel Matutes sobre el futuro del Patrimonio de la Humanidad podrían estar fundamentadas en el pasado, cuando ocupaba la cartera de Exteriores. Aquel año 1999, el político ibicenco tuvo que realizar gestiones urgentes con cuatro colegas de otros tantos países para impedir que la ampliación del puerto en el dique de Botafoc anulara la candidatura. «El expediente pitiuso se vio amenazado en algunos casos por acciones y denuncias que salieron de la propia isla», explicó entonces Matutes a este periódico. Las gestiones incluyeron el viaje de urgencia a Lausana (Suiza) para entregar al presidente de la IUCN -uno de los dos organismos evaluadores de la Unesco- el informe reescrito en Eivissa con nuevos datos acerca de las obras en Botafoc y todas las llamadas posteriores para impedir que se decretara que, ante la nueva información, la candidatura quedara aplazada para otro año.
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