Un calor más propio del verano y una gran devoción por Sant Rafel se dieron cita ayer por la mañana en la plaza de la iglesia. Treinta minutos después del mediodía comenzaba la misa de fiesta que estuvo oficiada por el obispo de Eivissa, Juan Vicente Segura, lo que suele ser habitual en las festividades patronales de las diferentes parroquias de la isla. Los vecinos que ayer quisieron rendir homenaje a su patrón estuvieron acompañados, además de por las autoridades religiosas, por diversos políticos, como el alcalde de Sant Antoni, José Sala, por el primer teniente de alcalde del municipio, Joan Pantaleoni, y por numerosos concejales, como el titular de deportes, Juan Linde o la de fiestas, Lidia Prats, entre otros. Del Consell insular también acudió Marià Torres, conseller de Cultura.

Una vez concluida la misa y con el repicar de las campanas de la iglesia como señal, se dio comienzo a la breve procesión de las imágenes en la que el arcángel Sant Rafel estaba engalanado con lirios y otras flores. Una vez concluida la procesión, unos 30 integrantes de la colla del pueblo, entre adultos y niños, fueron saliendo para comenzar la exhibición de ball pagès. Este año el grupo de baile invitado, Txori Zuri, provenía de Navarra, más concretamente de Berriozar, cerca de Pamplona. En total estuvieron 26 dantzaris y 13 músicos que exhibieron sus trajes y pasos típicos. Una de las demostraciones en la que sólo bailaron hombres era un divertido juego en el que utilizaban sillas. El dantzari que se quedaba sin sitio tras completar la danza sufría a modo de castigo una pintada en el rostro con betún. «Son juegos y bailes de la zona norte de Navarra, del valle de Baztán», comentó al concluir la fiesta uno de los integrantes del grupo invitado con toda la cara negra.