Nos ha sorprendido mucho la procesión y los trajes de la Guardia Civil porque en Holanda no se hacen este tipo de actos», explicaba Jan Van der Linden, que acudió ayer a Sant Miquel en compañía de su esposa, Marian Smoorenburf, quien puntualizó: «Es la primera vez que vemos una fiesta patronal en Eivissa. Estamos jubilados y vivimos la mitad del año en Benidorm y la otra mitad en Holanda. Hemos aprovechado que estábamos en Benidorm para escaparnos por primera vez a Eivissa durante 10 días». Para este matrimonio holandés, lo más bonito de la isla es la zona norte: «Por esta parte de la isla hay mucha naturaleza y tranquilidad. Y eso nos encanta», decía mientras no desaprovechaba ni un segundo para hacer fotos de la procesión que inició su andadura por el pueblo tras, una vez más, una homilía solemne del obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, que duró más de una hora y cuarto.

Jan y Marian fueron parte de los turistas que celebraron ayer con los residentes de Sant Miquel y otras localidades de Eivissa el día grande en honor a su patrón. Y es que si por algo se caracterizó el Sant Miquel de este año es porque quizá el número de turistas superó al de locales y las condiciones climatológicas no fueron del todo desfavorables para el desarrollo de la fiesta, pues si bien la lluvia hizo una breve aparición al salir las imágenes de la iglesia los asistentes pudieron disfrutar de la muestra de baile tradicional y la degustación de orelletes y bunyols sin echar mano del paragüas. Los actos previstos para la noche festiva, dos conciertos, se tuvieron se pasar al viernes a la misma hora por la previsible caída de lluvia.

Tras la procesión, la colla Balansat se abrió paso entre el público para empezar a mostrar la pureza del folclore de Eivissa. Eso sí, en esta ocasión con ropa de calle porque los balladors y balladores optaron por no lucir los trajes típicos ante la amenaza de lluvia: «Si las espardenyes se mojan, por ejemplo, se estropean y no se pueden volver a utilizar», comentó uno de los vecinos. Poco a poco, la sorpresa inicial de ver el baile sin la vestimenta típica se fue desvaneciendo: «Es bonito igual e incluso así se pueden ver mejor los pasos y movimientos que hacen», comentó Joan, otro de los residentes de esta pequeña localidad del norte de la isla.

Jan y Marian, los turistas holandeses que encabezan este texto, creyeron durante unos segundos que el atuendo que lucían los integrantes de la colla era el habitual en este tipo de demostraciones folclóricas: «Hemos preguntado por aquí y ya nos hemos aclarado. Nos han contado lo de la lluvia y ya lo hemos entendido».

El programa de fiestas continúa el viernes con una serie de monólogos y los conciertos de Complot e Iván Domenech.