La playa de Cala Llonga se convirtió ayer en el escenario para acoger un gran número de actividades infantiles para niños de entre 3 y 12 años aproximadamente. Los más pequeños hacían coronas y diademas de cartón mientras los más mayores se dedicaban a recorrer una y otra vez una gimkana montada en un circuito alrededor de la playa. Vicente, uno de los tres monitores, explicaba el funcionamiento de la misma: «Los niños tienen que saltar cajas, pasar los neumáticos, tirar aros dentro de conos, pasar el limbo, arrastrarse por dentro de un túnel, encontrar pelotas en las cajas y lanzarse por una lona deslizante llena de agua, que es lo más divertido».

Elena y Carmen, las otras dos monitoras de los juegos, ayudaban a los niños a pasar las pruebas. Al rato de haber empezado, la lona estaba totalmente seca, por lo que había que cambiar el agua una y otra vez: «Les ha encantado este juego. Los niños no hacen más que lanzarse por ella. ¡Incluso había padres que querían tirarse también!».

Los talleres infantiles eran la actividad más multitudinaria. Una niña le enseñaba a su madre el dibujo de princesa que le había hecho una monitora en la cara: «¿Te gusta?», le decía a su sonriente madre, que sostenía la diadema que habían hecho juntas previamente: «La hemos decorado con diamantes rosas y verdes, nuestros colores favoritos».

Además de los monitores, varias ayudantes cortaban cartulinas y pegaban diamantes en las coronas. Como le decía una de estas ayudantes a una niña, «lo mejor es hacerse una corona moderna, no las coronas de princesita rosa de siempre...».

Con todo, la gente se divertía esperando la fiesta Flower Power de las ocho de la tarde, que incluía un grupo musical en un escenario móvil que recorría la zona de Cala Llonga.

Marina Bonet