Los turistas saliendo del tren que les hace la ruta. Se pararon en el pueblo de Sant Mateu para visitar la Iglesia y la exposición de arte para después dirigirse a Sa Cova a catar el vino.

Hacer un recorrido por la más auténtica Eivissa y poder disfrutar de una cata de vinos y quesos de la tierra es un deleite para los sentidos. El 'tren de vino' de Sant Antoni es la mejor opción para pasar una mañana cultural. A las diez y media de la mañana comienza el recorrido: sale de la estación de autobuses de Sant Antoni y marcha dirección Sant Mateu, donde se respira olor a azahar y pino por sus campos. «Salimos de Sant Antoni hasta Sant Mateu y allí realizamos una breve parada de unos diez minutos, visitando la iglesia y alguna exposición de arte, si la hay. Después nos dirigimos a Sa Cova, una bodega de vinos típicos ibicencos. La visita dura unos 25 o 40 minutos y el precio del trayecto es de 12 euros los adultos y 6 euros los niños. El propietario les explica la elaboración de los vinos y a continuación se les ofrece una pequeña degustación de vino blanco, vino tinto joven y vino tinto de reserva con un poco de queso también elaborado en la isla. Luego regresamos con la estampa de las panorámicas de Santa Agnès y allí no hacemos ninguna parada, pero se disfruta de unas vistas espectaculares», explicó Vicente, el conductor del tren. Cuando llegaron a Sant Mateu, los turistas pudieron disfrutar de la exposición de arte y visitar la bella iglesia de la localidad Después se emprendió la marcha de nuevo a Sa Cova, bodega de vinos típicos ibicencos situada en una zona excepcional: es Amunts. Allí se elabora vino tradicional de Eivissa desde el año 1993 y ha elaborado desde frescos y seductores vinos jóvenes, así como vinos de crianza, madurados en barricas de roble francés y americano.Una vez allí es como si te transportaras a otro mundo: Las vistas, el aromático y seductor vino y la naturaleza envuelven. Los turistas escucharon atentamente y con curiosidad el proceso de elaboración del vino que les explicó el propietario.

Entre los visitantes se encontraba una pareja de escoceses maravillados por la visita: «Nos ha gustado muchísimo la excursión e impregnarnos de la cultura de Eivissa, conociendo los pueblos más bonitos de Sant Antoni», manifestó Stewart, a lo que su mujer añadió: «Lo que más nos ha impactado es el vino tan especial y aromático, la cata, el paisaje, la tranquilidad... Todo es una experiencia muy cultural y atractiva». Con unas copas de vino de más los turistas regalan muchas situaciones divertidas: «Los extranjeros, como aprovechan para beber vino gratis en la degustación, cuando regresan suben al tren algunos con el 'puntito', pero sin llegarse a emborrachar. La parejas se acaramelan un poquito más, hay algunos que incluso están en el tren con la cabeza agachada porque van mareados entre el vino y el movimiento del tren, otros vienen cantando... Es todo muy divertido», comentó Vicente entre risas. Con las panorámicas de Santa Agnès se regresa a la estación con una sensación muy especial de haber estado, por unos segundos, en el paraíso del vino. «Aparte de ser un recorrido en tren, es un recorrido por la cultura ibicenca. Para los turistas que quieren descubrir la tradición de Eivissa es muy enriquecedora».

Como en una anécdota que recuerda: «Un día todos los turistas se mezclaron con la gente local para blanquear la iglesia de Sant Mateu con motivo de sus fiestas. Ellos me lo agradecieron muchísimo y fue muy bonita la mezcla de gente» A. Real