Natalia Salazar Que orangutanes y chimpancés están en peligro de extinción es algo que mucha gente conoce. Lo que quizá no sea tan popular es el trabajo que hacen personas como Aisha Bonet para ayudar a la protección y al respeto de los derechos de los primates.

Esta fotógrafa ibicenca, que realizó retratos en Indonesia, Ruanda y Uganda el año pasado, ha sido recientemente nombrada directora de Conservación del Gran Simio en Àfrica e Indonesia por parte de la ONG Proyecto Gran Simio. «Solicité a la organización ir a Brasil a la zona de Sao Paulo, donde se encuentran los santuarios de chimpancés, para continuar con mi trabajo y retratarlos», explicó Bonet. A raíz de esta petición, la directiva consideró que ella era la persona más indicada para trabajar por su conservación en Àfrica e Indonesia. «Mi labor como representante es ver la situación actual y concreta de los grandes simios en estos países», explicó. Aunque de momento no ha comenzado el trabajo de campo, la joven, que vive entregada a los simios, reflexiona acerca de su estancia en los santuarios que tiene esta organización internacional en Brasil, donde vivió su mayor contacto con estos animales. «Estuve durante un mes visitando los santuarios que están en Sao Paolo. Allí se recupera a chimpancés, que en muchos casos vienen de circos o zoológicos y que han sido esclavizados y maltratados, por lo que la mayoría tienen graves secuelas psicológicas», afirmó Bonet.

Durante su estancia retrató a más de 80 chimpancés, además de vivir situaciones cotidianas con estos animales, y sufrió un grave accidente con uno de ellos. «Fue una situación anecdótica pero muy peligrosa», comentó. Guga la atacó en un momento en el que animal estaba muy nervioso y ella se encontraba dentro de la zona reservada. «Me mordió rompiéndome un músculo del brazo», explica señalando las visibles cicatrices. «Después del accidente tenía miedo de rechazarlos, pero lejos de eso, me hizo ser más cauta y tenerles más respeto. El accidente no hizo que perdiera la pasión por ellos», explicó. Para ella, las cicatrices son señales del «compromiso» que tiene con estos animales y afronta con mucha ilusión su nueva tarea.