R. L.

El GEN manifestó ayer su esperanza de que la reforma de la carretera de Eivissa a Sant Miquel «reduzca al máximo los impactos sobre el paisaje y la biodiversidad insulares». Eso representa, entre otras cosas, minimizar la superficie asfaltada y evitar la afectación de elementos patrimoniales significativos y espacios de alto valor ambiental, como puede ser s'Escanyaçà.

Por este motivo, el GEN presentó el pasado día 6 ante el departamento de Política de Mobilitat i Activitats del Consell de'Eivissa,una alegación en la que se reclama la modificación del trazado a la altura de s'Escanyacà.

«La prevista ampliación de la carretera, de no modificarse el trazado, representará la afectación de un hábitat singular en la isla de Eivissa y, además, un aumento de la peligrosidad en incrementarse el riesgo de incendio al incorporarse el trazado de la nueva carretera dentro del área boscosa. Esta situación es, a primera vista, fácilmente subsanable con la modificación del trazado hacia la vertiente de ponente», señala el grupo ecologista en el texto de la alegación. «Por esta razón, desde el GEN se solicita «la desviación del trazado previsto en el lado oeste de la actual carretera, desde aproximadamente el kilómetro 6 de su trazado, lugar conocido como bosque de s'Escanyacà», continúa el texto de la alegación.

Un nombre del siglo XVII

De hecho, el texto también resalta la importancia del paraje por la existencia de su muy antiguo topónimo, en el Bosc de s'Escanyacà, perteneciente a la parroquia de Santa Gertrudis de Fruitera, en Santa Eulària, en la zona coneguda antiguamente como Can Bellotes (que figura como tal en el siglo XVII), se encuentra la finca para la que los ecologistas reclaman una mayor protección medioambiental.