Tradicionalmente son los padrinos quienes tienen que regalar la mona de Pascua a sus ahijados. Sin embargo, el regalo de este dulce de Semana Santa se ha extendido y cada vez son más los padres que regalan monas de chocolate a sus hijos o también entre primos.

Las tendencias de este año se centran en las formas animales más tradicionales, como gallinas o conejos, y otros diseños más minimalistas, sin una forma definida. «Con el paso de los años son muchas más las personas de Eivissa que se animan a regalar monas de Pascua. Este año estamos vendiendo muchos muñecos de chocolate de Shin Chan, casitas, formas abstractas y también los huevos más tradicionales. Hemos tenido padres que se han llevado cinco o seis monas, no sólo para sus hijos sino también para sobrinos, por ejemplo», explica Antoni Planells, pastelero de Violet, que hasta ayer, día en que las familias se suelen reunir para comer la mona, hizo alrededor de 500 figuras con más de 80 kilos de chocolate. El proceso de producción se centra en ir variando la temperatura de cocción del chocolate: «Hay que ir subiéndolo y bajándolo varias veces, hasta que esté completamente hecho. Después se vierte el chocolate en los moldes, se espera a que seque y se saca. El último paso es unir las piezas y decorar con la manga pastelera».

La costumbre de consumo de este dulce, tradicionalmente arraigado en zonas de Valencia y Cataluña, se ha extendido con el paso de los años a Eivissa: «Cada año se consumen más dulces de este tipo. Esta tradición empezó en Eivissa hace 35 años», comentó el pastelero.María José Real