Pelucones, gafas de aire retro y grandes collares fueron algunos de los elementos escogidos para los disfraces. Fotos: GERMÁN G. LAMA

Minutos antes del mediodía decenas de niños de diferentes edades iban llegando a la plaza de la iglesia de Sant Josep para participar en su fiesta Flower Power. Las calles del pueblo ya lucían los motivos de decoración que serviría de ambientación para la fiesta de los adultos y los clásicos musicales de las décadas de los 60 y de los 70 ya sonaban por los altavoces.

Flores, símbolos de las paz, gafas de aire retro, collares, camisas con grandes cuellos y pantalones acampanados eran los elementos que convirtieron a los más pequeños de Sant Josep en la reencarnación de los pacifistas del siglo pasado. Algunos padres también quisieron meterse en papel y fueron con sus vestimentas más coloridas e incluso los monitores parecían haber salido de la película Hair, icono de este movimiento.

En la fiesta Flower Power infantil podían participar niños de cero a doce años. Para los más pequeños se habían preparado varios talleres: de manualidades, de maquillaje, de olores y uno donde se podía elaborar un puzzle gigante. Los más mayores, de entre seis y doce años, participaron en una gincana con diversas pruebas. Divididos en grupos de seis niños tenían que superar la distintas pruebas. A medida que las fueron resolviendo correctamente se les entregó una pieza de un puzzle con forma de furgoneta hippie.

Una de las pruebas consistía en responder distintas cuestiones relacionadas con este movimiento. «¿En qué país surge el movimiento hippie?», leía una niña en voz alta a sus compañeros de grupo. «Esta pregunta es muy difícil y no la sabemos», contestaba otro. «Mira, podemos preguntarle a los papás», añadía un tercero que había leído una nota al final de la página. «Mi padre seguro que lo sabe», aseguraba una niña. En ese momento todos corrieron a buscar al adulto que les ayudaría a resolver la primera de las preguntas. Mientras, otro de los grupos se dirigía a un monitor para que les diera la segunda prueba. Padres y niños disfrutaron ayer de la Flower Power infantil que ya se ha convertido en una cita tan importante como la de los adultos que tubo lugar durante la noche de ayer.

Natalia Salazar