Los niños recogieron los regalos que les trajo San Nicolás, uno de los personajes más esperados de la Navidad por los holandeses. Foto: MARCO TORRES

Chocolate caliente, dulces típicos, música y sobre todo muchos regalos para todos los niños holandeses que acudieron ayer a la residencia Reina Sofía de cas Serres para celebrar la llegada de Sinterklass, que se celebra el 5 de diciembre en los Países Bajos y en las antiguas colonias neerlandesas. «La llegada de San Nicolás es mucho más importante que la de Papá Noel, que también lo celebramos, pero de una manera más pequeña», cuenta Ingre de Kloet, presidenta de la asociación holandesa Los Tulipanes, que organizó esta fiesta en Eivissa para que los pequeños vivieran la magia de este personaje popular y los mayores recordaran con cariño su infancia. Según cuenta la leyenda, San Nicolás llega en un barco de vapor, con un caballo blanco y acompañado de unos ayudantes negros, conocidos como Zwarte Piet (Pedrito el negro). Igual que Papá Noel, Sinterklass pasea con su caballo blanco por los tejados de las casas para ir dejando los regalos por las chimeneas. Eso sí, con sus símbolos episcopales: una capa roja, una mitra y un cayado dorado. La comida tradicional también estuvo presente en la tarde festiva que tuvo lugar ayer en la residencia Reina Sofía con los pepernoten, un tipo de galletas que tienen un sabor parecido a la salsa de Nadal.

María José Real