El conseller Albert Prats asegura que han recogido la sensibilidad ciudadana al oponerse al puerto que se proyectaba en es Viver.

El Consell ha emitido un informe negativo sobre el proyecto de puerto deportivo en es Viver que impulsan el Grupo Matutes y Sirenis por sus «graves efectos» sobre la posidonia, por la oposición social que ha generado y porque no se han analizado previamente sus repercusiones sobre el patrimonio submarino. El dictamen del Consell se refiere a un proyecto modificado presentado por los promotores que reduce los amarres de 885 a 694.

El conseller de Mobilitat, Albert Prats, recordó que esta decisión del Consell es vinculante y, por lo tanto, supone la «muerte» del proyecto.

Antecedentes

El Consell gobernado por el PP informó favorablemente el puerto deportivo en 2005 porque consideró que su ubicación era adecuada según el Plan Territorial Insular. Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente lo rechazó por su fuerte impacto ambiental y por la «ausencia de una planificación global para el conjunto de la isla», entre otras cuestiones. Por eso se impulsó una modificación a la baja del puerto, que ahora se ha sometido a un nuevo dictamen del Consell.

Prats recordó que con el nuevo equipo progresista ha aumentado la sensibilidad respecto a las repercusiones socioeconómicas y territoriales de los puertos deportivos, además de que ahora apuestan por elaborar un plan director sectorial que planifique correctamente estas infraestructuras. «En la pasada legislatura sólo se argumentaba que querían impulsar el proyecto, pero nuestra sensibilidad es diferente», dijo Prats, que aseguró que el Govern balear tiene el compromiso de no autorizar ningún nuevo puerto deportivo esta legislatura, además de que quiere modificar la Llei de Ports para que los consells tengan más poder de decisión.

El conseller recordó asimismo que en su día el proyecto fue «conflictivo» y contó con la oposición de las asociaciones vecinales de la isla y de ses Figueretes, además de los vendedores del mercadillo de la zona.

El puerto ha recibido informes negativos también del departamento de patrimonio, que considera que es necesaria una investigación subacuática más extensa porque en la zona se han encontrado restos arqueológicos interesantes procedentes de hundimientos. Los argumentos más duros proceden del departamento de Mobilitat i Biodiversitat, que considera que el puerto supondría unos impactos «muy graves» e «irreversibles» sobre las praderas de posidonia, ya que destruiría una superficie muy importante de este tipo de vegetación marina. Según Prats, la afección directa se da sobre una área de 22 hectáreas en el interior y 26 en el exterior. «Es uno de los puntos fuertes para rechazar este puerto», remarcó el conseller. El informe también destaca que puede tener impactos sobre otros elementos ecológicos del medio marino, sobre el conjunto del paisaje y sobre la calidad de las aguas, además de cambios en el régimen de las brisas de mar a tierra. Por último, el informe jurídico concluye que no consta que el Estado se haya pronunciado sobre el proyecto modificado, por lo que no se puede autorizar.

El Consell dio ayer su visto bueno a la ampliación de la pista de rodadura del aeropuerto para convertirla en pista de emergencias. Según explicó la portavoz Pilar Costa, el proyecto inicial se ha reducido en un 75% desde que se presentó en 2001, cuando provocó el rechazo de parte de la sociedad y de los afectados por las expropiaciones. «Hemos conseguido una cosa muy importante y es hacer una obra necesaria e imprescindible con el mínimo impacto natural y social posible», señaló Costa, que resaltó la importancia de esta ampliación porque resultaría «impensable» que la isla se quedara incomunicada en plena temporada turística si hubiera problemas.

Este proyecto prevé alargar la calle de rodadura actual en doscientos metros para que pueda ser usada en caso de emergencia. Se expropiarán 50 hectáreas en 22 parcelas, seis de ellas del polígono.

Según señaló Costa, los informes que hace el Consell son sólo sugerencias y no son vinculantes, aunque destacó que las reclamaciones para reducir al máximo el proyecto han surtido efecto «gracias a la buena predisposición de AENA». «El acondicionamiento final de la pista se ha rebajado y no llega hasta el mar para afectar lo mínimo posible al parque natural de ses Salines», remarcó la portavoz del Consell, que también ha pedido que los elementos patrimoniales que se encuentren sean exhaustivamente documentados y se desarrolle un plan de identificación y delimitación de los elementos arqueológicos. Esto se tendrá que hacer con carácter previo al comienzo de las obras para poder plantear soluciones por si hay que trasladar algún resto a otro lugar.

En su día también hubo polémica por el desvío de un torrente, aunque Costa asegura que se ha seguido la alternativa que recomendaba el Consell. En el proyecto se establecían dos opciones: una desviarlo a la altura de la esquina superior del aparcamiento público y otra hacerlo cien metros más abajo para que discurra junto a la pista nueva. Finalmente se ha elegido esta última alternativa porque, según se explica en el proyecto, los impactos asociados son menores y ya había autorización previa del Govern.

Por todo ello el Consell considera que no hay afecciones significativas sobre los valores naturales del parque natural.