El conseller insular de Política Territorial, Miquel Ramon, no es partidario de plantear un debate sobre la posibilidad de cambiar de ubicación la central eléctrica de GESA, pese a que ahora mismo esta fábrica está situada justo al lado de Vila, en la zona más poblada de la isla.

«El Plan Territorial Insular (PTI) actual tiene una redacción ambigua en la que dice que se estudiará un cambio de ubicación, pero yo no soy demasiado partidario de abrir esta discusión», explicó Ramon, que cree que su situación actual «no es la ideal», pero recuerda que también sería un problema trasladarla a cualquier otro punto de la isla.

Preguntado sobre la contaminación que supone esta central justo al lado de una área en la que vive la mitad de la población de la isla, Ramon reconoció que es un «impacto» que está justo al lado de Vila, pero consideró que es un «impacto asumido». De todas formas, recordó que desde el Consell no se puede «imponer» un traslado, ya que en el plan energético dice que su ubicación actual es la «idónea». «No les puedes decir que se vayan de allí, aunque sí que se podría hacer de forma negociada», añadió el conseller, que indicó que quizás se podría conseguir un cambio de ubicación si a GESA «se le dejara especular con sus terrenos actuales». «Entonces quizás sí que estarían dispuestos a irse, si ven que pueden sacar un rendimiento económico a esos terrenos», añadió Ramon.

Por otro lado, señaló que con la liberalización del mercado podría ser posible hacer otra central pequeña en otro punto de la isla.

En general, Ramon opina que el traslado de la central ofrecería «tantas ventajas como inconvenientes», aunque no descarta «radicalmente» que no se pueda abrir el debate.

Es por este motivo por el que lo más seguro es que la redacción final del modificado del PTI no incluya ningún cambio respecto a la central, pese a que en su día el presidente Xico Tarrés habló de plantear a los alcaldes un cambio de ubicación.

La central eléctrica de GESA lanzó a la atmósfera entre 2005 y 2007 un total de 1.528.973 toneladas de CO2. El peor año de los tres fue 2006, cuando se alcanzaron las 528.509 toneladas, y en 2007 bajó a 500.975. Desde la Conselleria de Medi Ambient también aseguraron hace un par de días que la central crea un impacto muy importante, pero reconocieron que no pueden obligar a la compañía a trasladarse a otro sitio.

La modificación del PTI no podrá aprobarse hasta que no se haya llegado a una solución dentro del consorcio de reconversión territorial, un órgano que definirá el futuro y las compensaciones de zonas como Benirràs y Roca Llisa, protegidas recientemente. Otro aspecto que se incluirá en la modificación, y en el que ya se trabaja, es en la ampliación de las zonas ANEI. Los técnicos ya han hecho un primer estudio de las áreas forestales y con pendiente pronunciada que se protegerán como ANEI, pero todo se ha hecho por fotografía aérea, por lo que ahora se comprobará sobre el terreno. «Será más proteccionista, aunque no será un cambio radical». También se trabaja en la redacción sobre segregaciones de terrenos, que no está «clara» en el actual PTI.