VANESSA DÍAZ

Desde hace varios años una de las playas más concurridas de Sant Josep, Cala Tarida, ha abandonado la transparencia de sus aguas para dejar paso a una extensa mancha que actualmente ocupa buena parte del perímetro de la playa.

Hace aproximadamente un año se llevó a cabo un análisis de las aguas, a petición de los residentes de la zona, que determinó que la mancha estaba ocasionada por una microalga que se reproducía, supuestamente, a consecuencia del aumento de la temperatura y que no implicaba ningún peligro para los bañistas.

Sin embargo, son muchos los que no creen dicha versión y las quejas de los que allí poseen sus negocios continúan debido a la poca afluencia de público que registran: «Al estar sucio viene menos gente. No sé si realmente es un alga o qué pero me parece muy extraño que aparezca de repente», comentaba Roberto Podesta, encargado de uno de los restaurantes del lugar, que asegura que a primera hora de la mañana el agua sigue siendo cristalina, como de costumbre, pero que a partir de las 12 aparece misteriosamente aumentando su tamaño a lo largo del día. «Cuando la gente empieza a meterse en el agua es cuando salta a la vista» explicaba Rafael Aguilar, encargado de otro restaurante, quien mantiene que son muchos los que sospechan sobre la supuesta procedencia de la mancha: «Por aquí se cree que la culpa es de los vertidos de los hoteles, que son atraídos por las corrientes hasta la orilla».

Mancha o crisis

No obstante, pese a que no se tiene claro ni el origen ni las causas que dan lugar al problema, también existe quien achaca la mala temporada a la coyuntura general, sin importar la limpieza de las aguas. Entre ellos se encuentra Eva Muñoz, dependienta de uno de los souvenires de la cala, que mantiene que lo precario de la situación no se debe a los problemas que pueda tener o no el litoral sino a la crisis económica que estamos atravesando: «Si en los h oteles hubiera gente ésta bajaría a bañarse igual, el problema es que hay muchas menos entradas de turistas que antes debido a la crisis», apuntaba, algo que negaba Marta Santi, recepcionista del hotel situado justo a la entrada de Cala Tarida. Según Santi, pese a ser cierto que el agua se encuentra en peores condiciones que en años anteriores, en el hotel no han recibido ningún tipo de queja por parte de los turistas y tampoco se ha notado en el número de reservas.

De una forma u otra, esté provocando o no la pérdida de calidad de las aguas una disminución en la demanda de servicios que se ofertan en la playa, lo cierto es que la existencia de la mancha es real y que la mayoría de los comerciantes y habitantes de la zona coinciden en demandar una mejora de la situación, la cual se agrava año tras año: «A medida que pasa el tiempo se ve más sucio. Me gustaría que buscaran una solución porque la verdad es que es una pena tanto a nivel ecológico como a nivel económico», lamentaba Podesta.