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obre las diez y cuarto de la noche del martes las cercanías del parque Reina Sofía se encontraban repletas de vecinos de Eivissa que se disponían a disfrutar del concierto programado como colofón a los actos del día de Santa Maria. Diez minutos después de lo programado, aparecía sobre el escenario la cantante malagueña Diana Navarro. Un inmensa imagen de la artista cubría la pared de la muralla y en la pantalla instalada para que nadie perdiera detalle, se pudieron ver los primeros bailes de la artista. Durante los primeros temas que interpretó, el público fue testigo de la inmensa fuerza que tiene la voz de Diana. Su música, llena de influencias árabes y de la copla tradicional, arrancó aplausos tras cada canción. «¡Bravo!» fue la palabra más exclamaba por el numeroso auditorio.

El momento del recital más sentido fue cuando los músicos de Diana Navarro abandonaron el escenario para que se quedara ella a sola con el pianista. Era el instante dedicado a la copla más pura. Ella se puso el mantón y se dirigió al público ibicenco, «la copla es el género con el que he crecido y por ello os agradezco vuestra atención y vuestro cariño». Un tema elaborado con retazos de coplas populares cantado sobre la notas del piano cerró la primera mitad del concierto, en lo que ya era un éxito asegurado. Antes de que se silenciaran las últimas notas, las alcaldesa de Vila, Lurdes Costa, subió al escenario para entregarle un ramo de flores como agradecimiento por su actuación.

Diana Navarro animó al público, lo sedujo y lo emocionó en su primer concierto en Eivissa.

Natalia Salazar