En los años 70 Cala Tarida era una de las playas más bonitas de la isla. Tenía dunas y estaba rodeada de un paisaje de pinos y sabinas. Hoy, más de 30 años después, el panorama ha cambiado ostensiblemente y sobre todo lo ha hecho en los últimos años, cuando parece que esta cala ha sido poseída por una vorágine de hormigón de dimensiones alucinantes. Todavía se construye y más se construirá. Porque pese a que el Ayuntamiento de Sant Josep asegura que ha intentado disminuir la edificabilidad, lo cierto es que ya había muchas licencias concedidas.

Actualmente hay varias promociones en construcción. La más famosa es la de el Mirador de Cala Tarida, que fue paralizada por el Consistorio hace unos meses por no ajustarse a la legalidad y que tenía prevista la construcción de más de 180 viviendas. Pero hay más. Justo delante existe otra promoción de pisos también parados por problemas económicos de la empresa y tirando hacia Cala Molí se pueden apreciar un par de urbanizaciones más.

El problema es que no es sólo esto lo que está en proyecto. Todavía se pueden edificar centenares de viviendas más. El sector 4.21, conocido como urbanización Montecarlos, está ya realizando los trabajos de calles y alumbrado. En este solar estaban previstas 400 viviendas, aunque las nuevas Normas Subsidiarias lo reducen a un centenar. Los sectores 4.23 y 4.24, situados en la zona donde se está construyendo la depuradora de Cala Tarida, supondrían trescientas viviendas más. La tramitación de esta licencia ya está en el Consell y el Govern, por lo que si cumplen la ley no se podrá impedir pese a que las nuevas normas contemplen una reducción «muy fuerte», según destaca el concejal de Urbanisme, Josep Antoni Prats. Asimismo se está intentado reducir otro sector urbanizable de Punta Grossa.

En la zona de Cala Molí, que está pegada a Cala Tarida, se está construyendo otra urbanización, prácticamente acabada. En este ámbito, una vez aprobadas las Normas Subsidiarias, no se podrá construir más hasta que no se elabore un plan especial.

Prats explicó que no les gusta lo que se ha hecho en Cala Tarida y asegura que es una herencia «muy complicada» porque la mayoría de las urbanizaciones tienen ya un estado de consolidación muy grande. «Hacemos lo posible por reducirlo», expresó el edil, que destaca que las normas han eliminado directamente una zona urbanizable «inmensa» de 400.000 metros. «Intentamos que no continúe la destrucción que ha habido hasta ahora y buscar fórmulas para dotar de servicios la zona porque vive mucha gente», explicó.

La responsable de la asociación de vecinos asegura que está contenta con la gestión del actual concejal de Urbanisme porque «se ha preocupado por la zona» para intentar reducir las urbanizaciones con permisos, aunque reconoce que en algunos casos es imposible. «Incluso han rebajado la posibilidad de construir a una promoción de Alonso Marí», expresó Begoña Riballo, que asegura que todos los edificios que se están haciendo por la zona están vendidos. Los compradores son sobre todo madrileños y valencianos que buscaban una segunda residencia enfocada al turismo.

La responsable de la asociación de vecinos, Begoña Riballo, dice que no quieren se construya más. «Ni que estuvieran haciendo Marina d'Or», se queja esta vecina, que recuerda que la obra paralizada de 186 viviendas tenía previstas diez piscinas. «El anterior alcalde hizo aquí el remate de su mandato, estamos descontentos porque es una porquería lo mucho que han construido».