res vidas y tres realidades diferentes con algo en común: las visitas de unas trabajadoras familiares que les ayudan para desarrollar su día a día.

Antoni Juan tiene 80 años y hace algunos meses se rompió la cadera por una caída. Su familia decidió solicitar este servicio de asistencia a domicilio, promovido por el Ayuntamiento de Eivissa, y desde el pasado mes de octubre recibe tres veces por semana las visitas de Lina Roig, trabajadora familiar del consistorio. La tarea de Lina en el domicilio de Antoni se centran en las movilizaciones dentro del domicilio y la higiene. «Trabajamos con personas que tienen una dependencia mediana. Este servicio tiene como objetivo conseguir que las personas desarrollen sus habilidades y promuevan su autonomía para prevenir y evitar la llegada de otros tipos de recursos, como pueden ser las residencias o los centros de día», afirma Enrique Sánchez, concejal de Benestar Social del Ayuntamiento de Vila. En este sentido, los once trabajadores que acuden en la actualidad a los 74 domicilios para prestar este servicio intentan potenciar las capacidades y habilidades de las personas para mantenerlos el máximo tiempo posible en su propio entorno. Por ello, se adaptan en todo momento a las necesidades de cada persona.

Las labores de los trabajadores familiares se ven facilitades por elementos como las sillas giratorias para que la persona se pueda duchar, las camas articuladas, los andadores o las alzas para poder acceder con mayor facilidad al inodoro. «Hay familias que deciden comprar este mobiliario. El Ayuntamiento de Eivissa tiene un servicio de préstamo con el que a través de una firma la persona se compromete a devolver todo el material en buen estado», explica Lina, quien asegura que tanto su trabajo como la ayuda que prestan los propios familiares a la persona afectada mejora mucho con este tipo de mobiliario. Así, una de las principales labores de Lina y sus diez compañeros es enseñar a la familia a cuidar a la persona que necesita ayuda: «Y no tienen por qué ser sólo personas mayores, sino también gente que haya sufrido un accidente, situaciones de drogodependencia o enfermos mentales», explica Mónica Torres, también trabajadora social del ayuntamiento.

María Santos, de 82 años, tiene dificultades de movilidad a la hora de salir de casa, razón por la que ella y su familia decidieron solicitar la ayuda de una trabajadora familiar: «En 2004 estaba desvistiéndome y me caí. Entonces decidimos que necesitaba a alguien que me ayudara. Y añade: «Lina y yo nos llevamos muy bien; me acompaña al

T

El primer paso para solicitar estas ayudas a domicilio es dirigirse a una de las tres unidades de trabajo social que dispone el Ayuntamiento de Eivissa. Una de ellas está ubicada en la calle de sa Miranda, que abarca de Sa Penya, la Marina, Dalt Vila y hasta la zona de Talamanca; otra situada en la calle Fray Vicente Nicolás, que engloba toda la zona centro de la ciudad, y el Centre Ponent, situado en el número 11 de la calle Formentera. Una vez allí, el interesado solicita una cita con los servicios sociales con quienes mantendrán una entrevista para conocer la situación personal. El siguiente paso es presentar la solicitud y la documentación. «No hay excesivo papeleo», explica Mónica Torres, trabajadora social del consistorio. Así, también existen diferentes modelos de financión del servicio. El máximo que se puede financiar es el 60 por ciento del precio total de la hora: 14 euros.