a verdad es que es la primera vez que subimos a un velero tan grande; no solemos marearnos cuando vamos en barco», afirmó Tanit Sandoval, una de las 41 alumnas del instituto Sant Agustí que acudió junto con sus compañeros al puerto de Eivissa para embarcarse en el Cala Millor, un velero construido en 1946 en Mallorca.

La actividad Jóvens per la mar, organizada por el Club Náutico de Eivissa y que cuenta con la colaboración de todas las corporaciones locales de las Pitiüses, nació hace ocho años con la pretensión de que los adolescentes conozcan mejor el medio marino que les envuelve y que a su vez forma parte del patrimonio de la isla: «El medio marino no es tan conocido como nos gustaría, por eso promovemos esta actividad», afirmó Pere Vilàs, directivo del Club Náutico de Eivissa.

Durante la excursión por el litoral pitiuso, el guía de patrimonio explicó a los chicos la importancia de la declaración de Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad y de las praderas de posidonia. También recalcó la importancia histórica de los faros: «Si bien ya no tienen tanta importancia como antes, en la actualidad son de un gran valor patrimonial». Poco después llegaron a s'espalmador y allí les explicó la formación de las dunas y sus funciones. Con una pequeña excursión a la torre de sa Guardiola conocieron las funciones de esta torre de defensa del siglo XVIII. De nuevo en el barco, los chicos y chicas de Sant Agustí aprendieron a hacer nudos básicos, como el plano, la lasca o el as de guía. Asimismo conocieron la importancia de la labor de restauración que la empresa Circum Navegaciones realiza con embarcaciones como el Cala Millor o el Tho pa ga. María José Real

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