Los 146 pasajeros del vuelo JK5665 entre Eivissa y Madrid programado para la última hora del miércoles se encontraron a la hora de embarcar con que el avión con el que tenían que viajar, que hacía la ruta inversa, había sufrido una avería en su llegada al haber succionado uno de sus motores a dos gaviotas en su aproximación al aeropuerto. «No se produjo ningún momento de peligro y no fue necesario realizar un aterrizaje de emergencia», explicaron fuentes de la compañía.

Esta situación provocó graves inconvenientes tanto a la compañía como al pasaje al suceder cuando el aeropuerto afronta el cierre de la terminal hasta el día siguiente y debido a que algunos de estos pasajeros estaban obligados a llegar a Madrid para poder tomar a primera hora de la mañana conexiones internacionales, lo que provocó escenas de nerviosismo que el personal de tierra tuvo que solventar. La compañía ordenó entonces a otro avión con base en Palma que se desplazara hasta el aeropuerto de Eivissa para cubrir esa ruta y para ello también tuvo que movilizar a un miembro más del personal de cabina al ser un modelo más grande que precisa obligatoriamente de una tripulación más numerosa.

Afortunadamente, fue posible mantener al menos abierta la cantina de la terminal y los pasajeros pudieron acomodarse hasta que les dieron el aviso de embarque, ya sobre la una de la madrugada, con lo que llegaron a Madrid sobre las dos y media de la noche. «Desde Spanair sentimos el retrazo sufrido y las molestias causadas a los pasajeros. Además agradecemos a AENA su colaboración por haber autorizado la extensión de tiempo de apertura de la Terminal permitiendo así a la compañía de solucionar la incidencia y operar el vuelo previsto», explicaron ayer desde la aerolínea.