Los asistentes pudieron degustar todo tipo de dulces, desde pastelitos variados hasta productos típicos, como 'flaons'. Fotos: GERMÃN G. LAMA
l trabajo en la obra ha bajado mucho, por eso decidí apuntarme a este curso. Recuerdo que al principio me costaba todo un poco de aprender, pero la evolución que hago ahora es muy positiva; los principios siempre son duros», afirmó Rubén Darío, uno de los alumnos del curso de pasteleros del Severi d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) que durante la tarde de ayer se acercó con el resto de sus compañeros para ofrecer algunas de sus creaciones a los miembros del centro de la tercera edad de Can Ventosa con motivo de la clausura de este curso, que empezó el pasado mes de noviembre. Para Rubén Darío, el dulce más delicioso es la magdalena ibicenca: «La tarta de Santiago también me encanta», puntualizó. Erika Torres ha trabajado de cocinera, pero nunca había tenido ningún acercamiento al mundo de la pastelería: «Me parece muy bonito todo lo que hacemos; al principio lo que más me costaba era montar las cremas y hacer los hojaldres». Para ella, el mejor dulce es el flaó y las enseimadas de crema.
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