La Comisión balear de Medi Ambient ha solicitado al Ministerio de Medio Ambiente que elabore un estudio de impacto ambiental de la desaladora de Santa Eulària porque el nuevo proyecto incrementa la producción de agua potable a partir de agua de mar de 10.000 a 15.000 metros cúbicos al día. Además la captación de agua se hace a través de un emisario submarino, una boca abierta al mar que absorbe el agua directamente, y no a través de pozos.
En este estudio el Ministerio deberá garantizar que la concentración de sal en la zona de la pradera de posidonia no supere los 38.5 g/l . Por eso, consideran que hay que vigilar la dispersión de los vertidos de salmuera procedente de la planta al mar. «Se considera oportuno adoptar medidas de automatismo y control de la eficacia del proceso», indican desde Medi Ambient, donde aconsejan una ubicación del punto de vertido a cotas de profundidad en las que no haya praderas de posidonia oceánica. También piden que se utilicen datos sobre el clima marítimo local para valorar la disolución de la salmuera en el agua y así evitar la aparición de impactos futuros derivados del cambio climático.
El Ministerio de Medio Ambiente deberá evaluar además los impactos sonoros que produzca la planta desaladora sobre el entorno en el que se sitúa.
Por último, la Comisión balear de Medi Ambient también establece que el Consell deberá hacer un estudio de impacto arqueológico porque considera que en la zona puede haber restos. Por este motivo se le deberá dar audiencia al Consell.
Para construir el emisario a través del cual se captará el agua del mar se tendrá que hacer un dragado marino en el que se quiere evitar al máximo los daños sobre la posidonia.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, visitó recientemente las obras de esta desaladora y anunció que se minimizarían los efectos sobre la posidonia.
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