Pese a ser un pequeño enclave en el Mediterráneo Formentera ha aglutinado a lo largo de su historia a personajes de toda índole y condición. Uno de ellos es el doctor Farouk Gomaa, arqueólogo de origen egipcio que llegó a la isla por primera vez a mediados de la década de los setenta y cuenta con residencia en la misma, que visita dos o tres veces al año, desde los ochenta. Actualmente, Gomaa ejerce como máximo responsable de la expedición arqueológica en la tumba de Monthemhat, en Tebas, en la que cuenta con la ayuda del doctor Xavier Martínez como asistente de dirección.

Esta tumba es la más grande que existe en Tebas Oeste. Sus proporciones son colosales, siendo mayor que la de cualquier faraón enterrado en el Valle de los Reyes, lo cual no deja de sorprender ya que Monthemhat no fue un faraón, aunque en el fondo ejerció como tal. Con una familia dedicada a la política desde un par de siglos antes de su nacimiento, Monthemhat es, para Martínez, «el primer político y diplomático superviviente en una época convulsa que esté documentado». Monthemhat era un personaje importante en la XXV dinastía, la de los faraones negros procedentes de Nubia, y estuvo al servicio del rey kushita Taharqa; cuando los asirios de Assurbanipal conquistaron Egipto Monthemhat sobrevivió y salió reforzado. Cuando en el 663 a.C. los asirios se retiraron, Monthemhat fue básico para que un faraón blanco, Psamético I, se hiciera con el trono.

Lo cierto es que el faraón reinaba en todo el país, pero su poder real, explica Gomaa, se centraba en la zona comprendida entre El Cairo y el delta del Nilo, el resto estaba en manos de Monthemhat: 'Cuarto sacerdote de Amon', 'Alcalde de la Ciudad de Tebas' y 'Gobernante del sur de Egipto, desde Hermópolis al Norte hasta Elefantina al Sur'. Su importancia se documenta en diversas inscripciones, especialmente en el templo de Mut, en Karnak. Los propios asirios le llamaron 'Rey de la Tebaida'.

La tumba es faraónica, con un pilono en la entrada ante una rampa de 70 metros de longitud que conduce al vestíbulo, y un segundo pilono que permitía el acceso a un recinto amurallado de 117 metros de longitud. Una de sus peculiaridades reside en que cuenta con dos patios abiertos, cuando lo habitual es la existencia de uno solo. El primero cuenta con un diseño artístico único por su gran calidad y un pórtico de cuatro columnas que da acceso al segundo. A ambos lados de las mismas existen dos entradas subterráneas que comunican con las inacabadas cámaras funerarias de Nes-Ptah, hijo de Monthemhat, y una segunda rampa, que jamás se terminó, junto a la 'puerta falsa' por donde los muertos debían poder salir al otro mundo. El segundo patio tiene ocho grandes pilares cuadrados actualmente en reconstrucción. Su importancia es mucha ya que en columnas y paredes se representan escenas cotidianas de aquella época, así como oficios y profesiones. l Guillermo Romaní