No es sólo montar a caballo, se trata de estimular a los niños con el contacto y el cuidado de estos animales. g Fotos: IRENE G. RUIZ

Desde hace varias décadas ha habido un desarrollo importante de los terapias alternativas en el campo de la pedagogía. Una de estas prácticas es la equinoterapia, un método terapéutico y educativo basado en la estimulación a través de la relación de niños con diversas discapacidades con los caballos.

Por eso, los niños de eduación especial del colegio público Guillem de Montgrí van cada miércoles al centro hípico Can Mayans para realizar actividades con estos animales. Lo importante no es que puedan montar a caballo, como explica Emma Torres, coordinadora del proyecto de equinoterapia de este centro, «sino que aprendan a comunicarse y relacionarse con el caballo, aprendan sistemas alternativos de comunicación al lenguaje verbal como a mirarlos, tocarlos, sentir el caballo, el movimiento... y esto les ayuda a conocerse a sí mismos. Se trata de un trabajo de estimulación multisensorial». Cuando montan a caballo tienen como beneficio «el desarrollo del equilibrio, la coordinación, etc.». El trabajo no concluye aquí, sino que Enma ha integrado en él a la logopeda y a la fisioterapeuta del colegio, además, lo complementan con actividades en el aula relacionadas con el mundo ecuestre.

Este proyecto terapeútico y pedagógico está dirigido a niños con necesidades educativas especiales, como explica la pedagoga, «es beneficioso para muchas discapacidades, desde cualquier tipo de retraso mental, retraso psicomotor, parálisis cerebral, autismo, síndrome de Rett, entre otros», pero también para chicos con otros tipos de trastornos como depresión, desequilibrio emocional, trastornos de personalidad. Para todos ellos es beneficioso».

Estas iniciativas educativas y sus beneficios favorecen la integración social de estos niños, uno de los objetivos de los docentes del centro.
En el proyecto sólo participan seis alumnos de primaria y secundarian del Guillem de Montgrí, pero la intención es extenderlo a niños con otras características y poder desarrollarlo en otros colegios de la isla.

Cuenta con la ayuda del Consell Insular, de la conselleria d'Educació i Innovació y del Ayuntamiento de Sant Antoni, que hacen posible que niños sin recursos puedan ir al centro hípico y participar en las actividades.

Natalia Salazar