A nte la rutina siempre es conveniente parar de vez en cuando, reflexionar y cuidarnos un poco. Para ello existen muchas retarpias e infinidad de masajes relajantes que consiguen alejarnos un poco de la rutina y del estrés. «Si todos nos hiciéramos un masaje de chocolate o de digitopuntura una vez al mes estaríamos mucho más contentos; nuestro entorno lo notaría bastante», cuenta Verónica Díaz, propietaria y masajista del centro especializado en terapias naturales Arte Corpo.
Xènia Ribas es una chica que ya había probado el masaje con chocolate, pero ayer repitió y además probó por primera vez la digitopuntura: «Noto la cara mucho más revitalizada, más relajada y liberada de mucha presión», comentó tras el masaje en la cara. Y añadió: «Después del masaje con chocolate, la piel se queda con mejor aspecto, más suave y con cierto sabor». Tras calentar el chocolate y mezclarlo con aceite de almendras, Verónica unta el cuerpo de sus clientes para después envolverlo en un plástico: «Así conseguimos que el cuerpo entre en calor, empiece a sudar y elimine toxinas». Poco después tiene lugar el masaje con chocolate puro: «El chocolate tiene muchos beneficios para la piel: estimula la producción de endorfinas [las hormonas de la felicidad]; cuando estoy haciendo el masaje le digo al cliente que se coma una onza de chocolate y así la sensación posterior de felicidad se verá aumentada. También es regenerativo, antioxidante, suaviza la piel y es muy hidratante».
La digitopuntura es otro de los mimos que podemos dar a nuestro cuerpo: «Se fundamenta en el trabajo de las zonas reflejas de la cara, que son también puntos que se trabajan con acupuntura», explica Verónica. En este sentido, al presionar la barbilla, la zona de las bolsas de los ojos, las aletas de la nariz, el inicio de la ceja, la mejilla, la comisura de los labios, las sienes y el alto de la ceja se consigue una gran sensación de bienestar con tan sólo 20 minutos de masaje: «La persona que viene con tensión acumulada, muchos nervios o saturada mentalmente tras el masaje experimenta una gran sensación de bienestar porque se estimula el riego sanguíneo de la cara», afirma la masajista. Para ella todo esto debe realizarse con mucho amor: «Al tocar a la persona con las manos transmites muchas sensaciones y si lo haces con desgana la persona lo nota. Por ello es necesario hacerlo con mucho amor».
María José Real
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