Los animales desfilaron ante el párroco entre el alborozo de los espectadores.

La cita con el día grande Sant Antoni empezó bien temprano, a las 08'30 horas con un picaporta para despertar a los vecinos. Poco después se repartió chocolate con enseimadas. A mediodía el sol brillaba en la localidad mientras muchos fieles se agolpaban en la iglesia para escuchar la homilía del obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, que ofició la misa con varios párrocos del municipio. Según destacaron en el sermón, Sant Antoni se deshizo de todas sus pertenencias con 20 años, entregó el dinero a los pobres y comenzó su vida como ermitaño. Posteriormente ayudó a otras personas que como él se decantaron por vivir en soledad. Asimismo, señalaron que Sant Antoni es considerado el patrón de los animales y los sepultureros porque los animales le ayudaron a enterrar a Jerónimo de Estridón. Tras un breve repaso por la leyenda del patrón del pueblo, el obispo continuó con su homilía que finalmente duró más de una hora. Cerca de las 13'00 horas, los fieles empezaron a abandonar el edificio religioso y comenzaron a tomar posiciones en las calles para captar la mejor instantánea de la procesión. Una de las característic+as de las fiestas del 17 de enero de este año fue la gran participación de los vecinos y de muchas personas de otros pueblos que se acercaron para disfrutar de los actos festivos, aunque sobre todo de la bendición de animales. En este sentido, nunca antes la localidad había albergado tantos canes por metro cuadrado. Eso sí, muchos de ellos lucían cuidados trajes para ser bendecidos de punta en blanco. Minutos después, muchos fieles comenzaron a portar las imágenes de los santos a sus espaldas para recorrer buena parte del pueblo. Mientras tanto, en el paseo de ses Fonts, alumnos de sexto de primaria de algunos colegios de la localidad atendían la demanda de deliciosos bizcochos caseros o refrescantes limonadas para recaudar fondos para su viaje de fin de curso. «Nos gustaría ir al pirineo Aragonés para que vean el contraste de clima, los accidentes geográficos y que aprendan sobre el medio», destacó Emiliano Bolaños, tutor de este curso de primaria del colegio Guillem de Montgrí. Una vez la procesión regresó a la iglesia, los carros comenzaron a desfilar hasta el nuevo ayuntamiento, lugar donde se habían habilitado dos carriles para que los carruajes pasaran por allí bajo la atenta mirada de las personas que se agolpaban en las aceras para esperar la bendición. «Le regalamos esta tortuguita el año pasado por Papá Noel; ya es la segunda vez que bendecimos a Lentejita en las fiestas de Sant Antoni», comentó Nieves Roldán, quien acudió para bendecir de nuevo a la mascota de su casa. Pilar Vidales, por su parte, sostenía la jaula de Pérez, un hámster que le regaló a su hija India y del que asegura estar muy contenta por tenerlo en casa: «Siempre hemos tenido animales de compañía en casa, pero nunca un hámster; es muy gracioso», destacó Pilar. Y añadió: «Y la verdad es que sí que hace mucha compañía en la casa; nos entretiene mucho». Tras la bendición de los carros, la jornada festiva continuó con el reparto de bunyols y vi pagès y los bailes de la colla de Can Bonet. l María José Real