Jamila, la profesora del curso de danza del vientre (izq.) y su nuevo grupo de alumnos, en el Casal de Joves. g Foto: GERMÁN G.LAMA

Con el curso completo y una larga lista de espera comenzó ayer el nuevo curso del Casal de Joves dedicado a la danza del vientre impartido por la profesora Gemma Arbat, quien, como manda el código artístico, tiene su alter ego de escena bajo el nombre de Jamila.

Son chicas y, también, chicos, los que se han interesado por este seminario, ya que, según explicó Jamila, «ellos también pueden bailar esta danza, aunque con diferentes movimientos». El reto para esta bailarina, alumna de la conocida Nur Banú, no es fácil. Condensar la historia de esta modalidad, sus diferentes estilos y ritmos en tan sólo quince días le llevará trabajo, pero servirá, seguramente, para despertar en sus alumnos las ganas de seguir bailando.

«Quiero que tengan una visión general de lo que es la danza del vientre, cuáles son las tribales o las adaptadas para los escenarios, así como los diferentes tipos de vestuario que se llevan y los instrumentos. En fin, presentarles un poco cómo es este baile», explicó Jamila sobre una parte teórica que, por supuesto, tendrá su lado práctica, un verdadero desafío aunque se tenga entrenamiento previo. «Los músculos de la pelvis no se utilizan para nada básicamente; por eso vamos a tomar primero un poco de conciencia de que están ahí y después empezar a moverlos», agregó la profesora, consciente de que esta danza tiene cada vez más atractivo. «Creo que en parte es por toda la magia del contexto de las Dos mil y una noches pero después hay un lado muy esencial para la mujer que es que te hace exteriorizar la femineidad. Además, cualquier tipo de danza es bastante terapéutica, así que mi consejo siempre es que bailen, que bailen y que bailen». L.A.