El día en que el turista se convierte en rey

Los municipios de Eivissa, Santa Eulària y Sant Joan celebraron ayer esta jornada tan especial con muchas actividades

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El día amanecía gris e inestable. Sin embargo, a medida que avanzaba la mañana, el sol iba tomando protagonismo y permitía a los turistas disfrutar de lo que se había preparado en honor a ellos. Durante casi toda la mañana y parte de la tarde, los museos del municipio de Vila abrieron sus puertas. A las 11'00 horas, una pareja alemana, una chica de origen vietanamita y una mujer gallega afincada en la isla desde hace muchos años se disponían a empaparse de historia a través de la visita guiada que partía desde el punto de información de Vara de Rey para recorrer buena parte de la zona antigua. «Hasta el siglo XX la ciudad se caracterizaba por tener espacios y calles estrechas, pero con la entrada del nuevo siglo se impregnó de modernidad», aseguró la guía de la visita. Así, el ensanche urbanístico vino acompañado de algunas modernidades: «La primera película que se proyectó en la isla fue en el Teatro Pereyra y con un gramófono; en 1933 se construyó uno de los lugares más emblemáticos de Eivissa: el hotel Montesol». Tras contemplar estos dos sitios, el grupo se adentró en plena ciudad antigua, pues pararon en la plaça de Vila. Según explicó la guía, este lugar servía antaño para ubicar los puestos de un variado mercado: «A medida que el número de habitantes fue en aumento, el mercado se situó abajo porque a la gente le daba mucha pereza subir para comprar; este cambió de ubicación también se debió a que el volumen de mercancías aumentó en demasía», explicó la guía. Poco después, el grupo se adentró en el Portal de ses Taules, que antes tenía el puente elevadizo, pero que en la actualidad es fijo: «En la entrada de este portal hay una estatua de la diosa Juno, que es la diosa de la maternidad, y un guerrero romano como símbolo de defensa». Por la tarde, el patio de armas fue el escenario elegido para mostrar una serie de productos típicos. Loreto Mayol, presidenta de la Associació Es Retorn, apuntó: «Hace cinco años que montamos estos talleres a la fresca gracias a la ayuda del Ayuntamiento de Vila; el año pasado y esta ha coincidido con el Día del Turista». En estos talleres se podían ver objetos tan tradicionales como senallas, cistellons o capells. «También hay un puesto para que los turistas puedan ver cómo se hacen las espardenyes, otro en el que se pueden ver los bordados a mano y también hay una degustación de productos típicos, como la coca de pimiento, el licor de hierbas o las orelletes», aseguró la presidenta de la asociación.

Los municipios de Sant Antoni, Sant Joan y Santa Eulària escogieron la tarde para celebrar este día tan especial. En Santa Eulària se hizo una demostración de ball pagès, seguida de la música de la orquesta Tànit y una degustación de productos de la tierra, que también tuvo lugar en Sant Joan y Sant Antoni. En esta última localidad muchas miradas ansiosas caían sobre sobrasadas y orelletes, mientras que muchas intrépidas manos se hacían con los suculentos manjares.

María José Real