JOSÉ LUIS MONTOYA El endurecimiento del control sobre el consumo de alcohol callejero por parte del Ayuntamiento de Sant Antoni parece haber caído bien entre los empresarios del ocio nocturno, a tenor de las opiniones que, al respecto, algunos de ellos han expresado a este periódico. El mayor control de la prohibición de prácticas como el 'botellón' o la venta nocturna de alcohol en bodegas, al igual que otras medidas anunciadas por el concejal de Gobernación, José Ramon Serra Pilot días atrás, han sido aplaudidas por algunos de esos empresarios que consideran que es necesario cambiar la imagen del municipio sin renunciar a uno de sus principales reclamos turísticos: su internacional noche.

«En general, son buenas medidas porque Sant Antoni es un pueblo muy bonito que necesita recuperar su imagen, pero tiene que haber un equilibrio entre el negocio y el descanso de los vecinos», comenta Javier Anadón, propietario de varios negocios en la zona de ses Variades. En su opinión, «todos somos culpables» del deterioro que sufre la imagen de Sant Antoni, un municipio que, según sostiene, «debe volver a ser la perla del Mediterráneo».

Anadón aplaude la decisión del Ayuntamiento de perseguir actividades como los pub-crawls, la venta de alcohol nocturno o las ofertas de bebidas alcohólicas no incluidas en las cartas de los establecimientos. «Todo eso hay que prohibirlo porque da mala imagen», afirma el empresario, que también opina que los horarios de cierre de los establecimientos deberían cumplirse a rajatabla.

En términos similares se expresa Marisol Aguirre, copropietaria de una de las discotecas de más renombre de Sant Antoni. En su opinión, «todo lo que sirva para mejorar la imagen del municipio y su calidad turística me parece estupendo. El Ayuntamiento está actuando muy bien en ese sentido; parece que, por fin, está poniendo mano dura y haciendo cumplir las normas». En la misma línea, Marisol Aguirre añadió: «Las normas están hechas para que las cumplamos todos porque sino, se producen situaciones de competencia desleal, entre otras muchas».

Para la empresaria «hemos de empezar a tener medida de las cosas; que esto no es Sodoma y Gomorra y se puede disfrutar perfectamente hasta las seis de la mañana en un sitio limpio, pulcro y sin borrachos por las calles». En ese sentido consideró que las medidas anunciadas por el equipo de gobierno de Sant Antoni redundarán «en favor del municipio y del conjunto de la isla».

A ese tenor, Javier Anadón hizo hincapié en la necesidad de que los empresarios colaboren con el Ayuntamiento en el cumplimiento de las ordenanzas municipales para preservar la convivencia ciudadana.

Opiniones compartidas en parte por otros profesionales del ocio, como José Velarde, encargado de un restaurante de Caló des Moro, o como Rodrigo Rodríguez, propietario de un conocido pub de la zona del West End, quien considera que reconducir la situación que afecta a la noche sanantoniense es «labor de todos, de los empresarios, las fuerzas del orden y la Administración». En su opinión, «se ha dado demasiada manga ancha y ahora es muy difícil reconducir la situación», por lo que considera necesaria la colaboración entre todas las partes implicadas.