El Casino de Ibiza, des Moll, se convirtió ayer en el escenario del Concurso Nacional de Vitolfilia en la que los visitantes pudieron disfrutar de un recorrido por la historia de la realeza española a través de los sellos, vitolas y boletos de lotería que han marcado cada época. Algunas de estas vitolas constituyen verdaderas reliquias datadas del 1878 que sus propietarios, entre ellos, más de 75 personas llegadas de todos los puntos de la Península, lucieron con orgullo narrando a los asistentes las historias y porvenires que escondía cada ejemplar. «Cada vitola es un tesoro que recuerda un momento de la historia. Antes en cada casa había una colección, pero ahora es un hobby que empieza a desvanecerse», asegura el madrileño Florencio Giménez Caballero, investigador de la litografía para la ornamentación del tabaco y presidente de honor de la Asociación Vitofílica Española, quien comenzó su afición a los 16 años y ya cuenta con más de 125.000 vitolas valoradas algunas de ellas en alrededor de los 1.200 euros. Según aseguró, muchas de ellas las adquirió durante los múltiples viajes que realizó a Cuba. «Las vitolas surgieron sobre el 1878, pero ya anteriormente en Cuba, cuna del mejor tabaco del mundo y colonia española en aquel entonces, realizaron cajas con grabados a base de cuños de hierro que identificaban el fabricante, la hoja y el producto, por lo que se puede decir que surgieron ante la necesidad de distinguir el puro Habano, de grandísima calidad, frente a otras imitaciones de República Dominicana y Honduras que estaban surgiendo en la época», explicó Florencio Giménez. Algunas de estas vitolas están realizadas en pan de oro de 18 quilates, con marfil e, incluso, con monedas de la época en relieve que conmemoran algún enlace, coronación o batalla, desde la época de Alfonso XII y están impresas sobre piedra con lápices grasos y una máquina de presión.

Irene Luján