Con este referente, una langosta macho de 350 gramos era legal en 2006 y ahora ya no lo es. Una langosta macho de medio kilo es legal, pero la hembra del mismo peso es ilegal, pues no alcanza los 9 centímetros de cabeza. Para alcanzarlos, la hembra debe pesar un mínimo de 530 ó 550 gramos.
Lo único que se ha conseguido, en este caso del Ministerio de Agricultura y Pesca, es el estudio de indemnizaciones fijadas a partir de comparativas con capturas de años anteriores. Estas indemnizaciones no irían más allá de dos años. Aún no se sabe cómo se financiarían estas indemnizaciones, aunque el Govern, que gestionará estas ayudas para los pescadores afectados, espera conseguir fondos de la Unión Europea. EL resto sería aportado por el Estado o la Comunidad Autónoma.
El director general de Pesca, Miquel Àngel Calviño, ha declarado que «la talla mínima de 9 centímetros no es tan mala y podrá ser asumida, con cierta resignación, por los pescadores, pero lo que realmente querían éstos era que la medida se implantase de manera gradual».
Por su parte, la ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, comunicó al Govern balear su compromiso de remitir a la Comisión de Pesca de la Unión Europea una propuesta para evitar la importación de langostas más pequeñas desde el norte de Àfrica, país en el que no se aplican vedas ni tallas mínimas, y su comercialización.
Los pescadores de Menorca ya han anunciado y demostrado su malestar porque la medida, aplicable desde el 1 de abril, supondrá una reducción de las capturas y por lo que algunos de ellos deberán abandonar la profesión.
El secretario de la Cofradía de Pescadores de Vila, Xicu Cardona, señaló que en el caso de este municipio el número de embarcaciones que se dedican a la pesca de la langosta asciende a algo más de una decena de las 40 que existen en el puerto de pescadores de Eivissa. Aún así, Cardona señaló que otras muchas se dedican a la pesca de este crustáceo con gran valor en el mercado de forma esporádica ya que depende mucho de la profundidad de la zona y de los lugares donde los pescadores de Eivissa faenen. Durante el pasado año, la Cofradía de Pescadores de Vila facturó 1,9 millones de euros de los que algo más de 46.000 euros procedían de la venta de la langosta.
Cardona destacó que en Eivissa la temporada de la langosta se centra en los meses de junio, julio y agosto ya que durante los meses de abril y mayo «la especie no tiene salida». Entre los motivos por los que no se vende durante los primeros meses del levantamiento de la veda porque no «existe cultura de viveros». Mientras en Menorca, por ejemplo, las propias embarcaciones tienen sus viveros, en Eivissa no hay y los restaurantes tampoco se arriesgan.
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