Los fuegos artificiales que ponen fin a las Festes de la Terra iluminaron el cielo de Eivissa durante la noche del martes a partir de la medianoche. Colores como el rojo, el azul o el amarillo tomaron muy variadas formas, como por ejemplo, árboles, estrellas o palmeras. Durante los 20 minutos de duración la gente que se concentraba en el puerto de Eivissa no bajó la mirada pues no querían perderse detalle del espectáculo. Así, las numerosas personas que allí se encontraban ovacionaban con aplausos algunos fuegos muy impactantes visualmente, como por ejemplo, algunos que se lanzaron al mismo tiempo y provocaron una auténtica explosión de color.
Las zonas donde se concentró una buena proporción de gente fueron el puerto, diferentes baluartes de Dalt Vila y el barrio de Sa Penya, entre otras zonas que las instituciones recomendaron en unos trípticos que se podían encontrar días antes de la noche pirotécnica. El reparto de los folletos informativos se debió al cambio de localización que sufrieron los fuegos respecto el año pasado ya que en la presente anualidad se lanzaron desde el dique de Botafoch cuando en 2005 se tiraron desde el baluart de Santa Llúcia, que tradicionalmente ha sido el lugar elegido para el lanzamiento.
Uno de los comentarios más escuchados durante la noche del martes fue la distancia desde donde se tiraron, el dique de Botafoc, sumada a la falta de altura que, según la opinión de algunas personas, deslucieron los 4.500 kilos de pólvora que la empresa valenciana Ricardo Caballer lanzó para cerrar por todo lo alto las Festes de la Terra. Aún así muchas personas coincidían en afirmar que habían sido muy bonitos y espectaculares. La nota graciosa de la noche se produjo cuando un avión atravesó el espacio aéreo por donde estallaban los fuegos y la gente hizo bromas al respecto. María José Real
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