El Ayuntamiento, que dio a conocer ayer este documento, manifestó su gran satisfacción por el informe negativo cuyas conclusiones van en la línea de las alegaciones presentadas al Govern por la asociación de vecinos de ses Figueretes, que se opone al proyecto, y de la propia administración municipal, que ya manifestó que esta actuación era desmesurada.
Entre las consideraciones del informe, Costas sostiene que «no se ha justificado adecuadamente la necesidad de las obras» contempladas en el proyecto básico modificado de puerto deportivo de La Punta, el único de los tres que se presentaron que el Govern ha tramitado. Además, agrega que le parece «excesiva la superficie solicitada en adscripción». Asimismo, hace la observación de que en los estudios presentados por el Ejecutivo balear «no se hace referencia al Plan de Utilización de los Espacios Portuarios del Puerto de Eivissa, que prevé transformar todo el frontal urbano, que quedará despejado al trasladar al dique de Botafoc el tráfico de pasajeros y mercancías , en una «dársena deportiva de gran capacidad». Por ello, considera que «puede resultar discutible la necesidad de construir un nuevo deportivo de esta capacidad (885 amarres) y de este tamaño, justo al lado del puerto de Eivissa». Otro de los argumentos es que «no se dispone de la declaración de impacto ambiental», que debe hacer el Govern y que es necesaria para asegurar que no se producen efectos medioambientales adversos sobre la zona a adscribir. Costas señala también que están poco estudiados los principales efectos sobre la zona y la dinámica litoral, haciendo hincapié en que «la morfología litoral resultará inevitablemente modificada» y en que no se ha hecho un estudio lo suficientemente detallado de la afección a la playa de ses Figueretes, «ni del posible basculamiento de la misma, con el consecuente problema de erosión de la zona norte». El informe incide en que es necesario analizar el efecto que las obras producirán en la posidonia oceánica pues «podría ser mayor al que se indica en el proyecto», que habla de la desaparición de una superficie de pradera de 120.000 metros cuadrados. También pone de relieve la alteración del paisaje visual, especialmente de las vistas hacia el área desde las zonas elevadas de Dalt Vila, Puig d'es Molins, y desde la franja de ses Figueretes.
Por otro lado, el informe señala que no hay constancia de la finalización del trámite de información pública y resalta que este proyecto «debería imbricarse en el seno de un plan global de infraestructuras portuarias, que definiera las necesidades reales para implantar estos puertos deportivos y delimitara los ámbitos geográficos de actuación».
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