Devoción marinera

Una multitud de fieles arropan a la Virgen del Carmen en su procesión hasta el puerto d'Eivissa

La Virgen del Carmen ya en el mar del puerto d'Eivissa.

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Ayer Eivissa, como muchas otras localidades costeras, volvió a homenajear a la Virgen del Carmen, patrona de militares, pescadores y marineros. Una multitud de fieles, soportando el intenso calor, quisieron arropar a la Virgen en su procesión anual hacia el mar, lugar de dedicación de su protectores y, con orgullo y admiración, siguieron a su virgen hasta su destino, así como abarrotaron la Iglesia de Sant Elm durante la misa oficiada en su honor. La Banda de tambores y cornetas del Santo Cristo Yacente abría la procesión y el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, acompañaba junto a otros miembros del clero a la Virgen; la Banda municipal de Eivissa cerraba la marcha. Atrás, una muchedumbre de devotos de toda índole mostraban sentimientos encontrados: niños asombrados, ancianos que rezan a la Virgen a su paso, turistas curiosos, altos cargos militares, marineros y centenares de personas se emocionaban, acalladas por el poderío del sonido de tambores y cornetas. «¡Viva la Virgen del Carmelo!», gritaba una devota entusiasmada al paso de la virgen y los aplausos de los fieles se fundían con el grito a su llegada al puerto.

La procesión sólo se vio ensombrecida por la restricción de paso de los fieles al muelle, al que sólo tuvieron acceso las bandas de música, la prensa, los costaleros y algunos devotos que pudieron pasar. La indignación de los fieles no fue suficiente para que los celadores abrieran las puertas; al final tuvieron que presenciar la ofrenda desde fuera del muelle. I.M.