Los stands invitan a experimentar una y otra vez.

De un lado del recinto, toda la artillería científica de los alumnos de Biología, Física, Química y Antropología de la Universitat de les Illes Balears (UIB), y del otro, toda la imaginación de colegios de las Pitiüses, Mallorca y Menorca, volcada en proyectos de tecnología, reservas naturales y energías renovables, entre otras ideas.

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La Fira de la Ciéncia abrió ayer sus puertas en el Recinto Ferial, por segunda vez desde que en la tercera edición de la misma, en Mallorca (ésta es la quinta), se decidiera celebrarla también en Menorca y Eivissa en años intercalados.

Desde la mañana pasaron miles de alumnos de institutos y colegios pitiusos, que pudieron observar desde insectos de diferentes especies hasta neuronas de ratas de laboratorio a través de un microscopio. Medir su fuerza, saber su altura, aprender sobre nutrición, sobre la evolución humana y llevarse su propia muestra de ADN extraída de la saliva son algunas de las propuestas que los stands de la UIB ofrecen a los visitantes.

A toda esta exhaustiva exposición de recursos al servicio de la ciencia se le sumaron también los proyectos de los 15 colegios pitiusos que participan. Entre ellos está el colegio de Puig d'en Valls, cuyos alumnos invitan al visitante a jugar con la densidad: «El agua y el aceite se mezclan», aseguraba la alumna Nerea Ribas mientras mostraba un frasco con estos dos líquidos. «Se mezclan con un polvo mágico», concluía al agregar un puñado de sal como si de un truco se tratara, para demostrar que el aceite cobra peso, baja y se mezcla con el agua.

Un poco menos mágico pero igual de demostrable e ingenioso fue el ascensor que los alumnos de la clase de tecnología crearon para exponer y explicar lo que habían aprendido sobre automatismos, y que, con la ayuda de un ordenador, una placa de circuito impreso y una maqueta, hacían subir y bajar del primero al tercer piso.

L.Aversa