El sector pesquero estudia retomar las protestas antes de verano ante el repentino incremento del precio del gasóleo, que desde octubre hasta ahora experimentó una subida de 0,12 céntimos de euro, lo que provoca una crisis incluso «más grave» que la de 2005 y una situación «inaguantable» para este colectivo. Así lo manifestó ayer el presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, Juan Cervantes Flores, junto con su homólogo en Balears, Antoni Riera, tras la reunión mantenida con el secretario General de Pesca Marítima, Juan Carlos Martín Fragueiro para abordar el Plan de Gestión del Mediterráneo y la situación de los recursos de esta Comunidad Autónoma. Cervantes calificó de «insoportable» la situación que está sufriendo el sector pesquero, ya que, cuando se iniciaron las movilizaciones del sector en el mes de octubre, el precio alcanzaba los 0,39 céntimos de euro y ahora, medio año más tarde, se sitúa alrededor de los 0,51 euros. Esta situación, denunció Riera, está poniendo de nuevo entre las cuerdas al sector que ven como la factura de carburante desborda todas sus previsiones mientras que el precio del pescado en las lonjas se mantiene igual provocando pérdidas económicas. «La sensación que tenemos es que no compensa salir a la mar», dijo Riera. A su vez, Cervantes que coincidió con su homólogo al considerar que este sector nunca se moviliza en vano, sino cuando una situación es «extrema», subrayó que a partir de la semana que viene las cofradías se reunirán para trazar una fecha para reivindicar su situación. Asimismo, Riera confirmó que los pescadores estudiarán nuevos modos de protesta, con «toda probabilidad», antes de verano si no cambia la situación, y aseguró que esta repentina subida del precio de los carburantes provoca una crisis que «supera» a las vividas en 2000, 2004 y 2005, y que por el momento parecían zanjadas.

El sector pesquero ya reivindicó el pasado 25 de octubre de 2005 su desacuerdo ante el precio del carburante bloqueando la entrada de los puertos. Este hecho provocó graves consecuencias para las Pitiüses, que quedaron incomunicadas por vía marítima durante más de dos días. En aquella protesta todos los trayectos marítimos, tanto de Baleària como de Trasmediterránea, se suspendieron, mientras que los que salieron permanecieron hasta 30 horas en alta mar con los pasajeros a bordo.